Alerta por falta de agua y calor extremo en el momento más sensible de la cosecha


Los productores agrícolas comenzaron este 2024 con una enorme esperanza, apuntando a obtener una gran cosecha en una amplia región del país, con la que podrían hacer frente a la innumerable cantidad de compromisos y deudas que se generaron después de casi cuatro años de sequía con campañas donde ni siquiera valía la pena cosechar. A poco más de un mes de iniciado el año, las esperanzas de lograr un ciclo agrícola récord se derriten con una ola de calor que no da tregua.

El pronóstico de altísimas temperaturas en consonancia con un período seco asusta hasta a los productores con muchos años de experiencia y si bien no se puede hablar de sequía porque hace pocos días que dejó de llover, todos saben que se sentirá fuerte este efecto “soplete” del verano.

En pocos días el verano pasó a ser un infierno, con lotes en los que se registraron temperaturas cercanas a los 38 °C que impactaron en la soja de primera en el momento más sensible de la campaña ya que el 60 % de la oleaginosa esta llenando grano o en el desarrollo de vainas, con lo cual la falta de agua dejará una cicatriz difícil de remediar. 

Durante esta ventana de estabilidad climática, muchos productores de la zona centro del país aprovecharon la oportunidad para profundizar en las tareas de seguimiento, monitoreo, supervisión de los estados sanitarios de los cultivos, aunque también se intensificaron las aplicaciones de herbicidas e insecticidas.

Según indica el último reporte de la Bolsa de Comercio de Rosario, “la soja de primera venía muy bien hasta esta semana que comenzaron los calores y la falta de lluvias empezó a manifestarse en lotes de inferior calidad”. Hasta hace una semana el 90 % del cultivo se reportaba bajo condiciones muy buenas a excelentes pero luego de los últimos días ese guarismo apenas se ubica en torno al 65 %, por lo tanto lo único que aflora entre los productores es el nerviosismo.

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Rendimientos a la baja

Cuando los cultivos frenan su desarrollo eso se ve reflejado en el rendimiento y si no hay lluvias o suelos con humedad en momentos en que la planta demanda agua, ese estrés hídrico provocará un antes y un después en el ciclo productivo. Esto mismo es lo que esta ocurriendo en varias zonas con lotes de soja de baja calidad, que comenzaron a sufrir la pérdida de plantas.

En el caso de la oleaginosa, según reporta la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el 90 % de los cuadros sembrados en los núcleos norte y sur presentan una condición de cultivo normal a excelente aunque de ese total, un 14 % ya inició período crítico y enfrenta la etapa de definición de rendimiento sin agua. Lo mismo ocurre con el maíz tardío, donde la condición de desmejoramiento en los cuadros es preocupante. Lo que ocurre es que no tienen un desarrollo radicular suficiente para amortiguar la escasez de agua, por lo tanto lo que al día de hoy es un 50 % de lotes en buen estado tranquilamente puede caer en los próximos días si es que no ocurren precipitaciones.

Con menores rindes, caen los márgenes y eso es lo que preocupa a todo el arco productivo. Cuando comenzó el ciclo, la ilusión de una recuperación rápida impulsó el precio de los alquileres y eso sumado a los altos costos de insumos por problemas de importación podría convertirse en un grave problema si nos precios internacionales siguen a la baja. Esto lo explica muy bien la entidad rosarina, al detallar que “aun produciendo un 25 % más que en la campaña anterior, no se compensan resultados promedios valorizados a enero del 2023”.

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Las lluvias, la única salvación

Con máximas generalizadas entre los 35 y 37 °C, muy altas tasas de radiación y falta de precipitaciones las reservas de agua en el suelo disminuyeron respecto a la semana pasada y ya hay condiciones de sequía en núcleos aislados en NO y SE de la región centro. Según indica la entidad bursátil rosarina, “la condición de escasez ha ganado un amplio territorio poniendo de manifiesto las altas tasas de evapotranspiración que en estas condiciones pueden superar los 8 mm diarios”.

Todo parece indicar que al ingresar en el segundo decanato del mes volverían las lluvias y con ellas la posibilidad de ir a un febrero bien provisto de precipitaciones.

Se necesita agua, ya que con las actuales condiciones hídricas y dependiendo de dónde se ponga el ojo, se necesitan acumulados de entre 80 y 160 milímetros para alcanzar nuevamente el estado óptimo de las reservas hídricas. Si bien existen algunas señales que podrían indicar que habría precipitaciones aisladas en la zona centro, lo cierto es que aunque se registren lluvias, las altas temperaturas podrían quitarle el impacto positivo a esos eventos.

Fuente: Meteored