Tambos: la producción lechera creció por primera vez en 19 meses
Los tambos y el sector lechero argentino registró en noviembre de 2024 un punto de inflexión en su dinámica productiva, con un total de 1.018,8 millones de litros ordeñados, marcando un aumento interanual del 1,5% respecto al mismo mes de 2023, según datos del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA). Este crecimiento pone fin a una racha negativa que se extendió durante 19 meses, con un último repunte registrado en abril de 2023.
La recuperación en noviembre se produce tras un periodo de contracción que inició en mayo de 2023, con una caída acumulada significativa, especialmente durante el primer cuatrimestre de 2024, cuando la producción fue 14,5% inferior al mismo periodo del año anterior. Sin embargo, a partir de mayo de este año, los indicadores comenzaron a mejorar de manera sostenida, en particular en las principales regiones lecheras del país.
Aunque noviembre mostró una disminución del 4,1% en términos absolutos respecto a octubre de 2024, el promedio diario reflejó una caída menor de lo esperado (-0,9% frente al habitual -1,7%), consolidando el crecimiento interanual y confirmando el cambio de tendencia en los tambos.
El repunte productivo está estrechamente vinculado a la recuperación de la oferta forrajera en los tambos. Los efectos de la sequía extrema de 2023, que no solo afectaron la producción de granos sino también la confección de reservas forrajeras, comenzaron a disiparse en la segunda mitad de 2024. Esto permitió mejorar la alimentación del ganado, lo que se tradujo en mayores rendimientos individuales por vaca.
El impacto de las condiciones climáticas adversas se reflejó con mayor fuerza en abril de 2024, cuando la producción experimentó un desplome interanual del 16,2%. Sin embargo, a partir de mayo, los tambos comenzaron a mostrar signos de recuperación, con un crecimiento sostenido que alcanzó su pico en octubre, para luego mantener un ritmo positivo en noviembre.
Proyecciones de los tambos para el cierre de 2024
A pesar del reciente crecimiento, se espera que el 2024 finalice con una caída acumulada del 6,5% en la producción lechera, en comparación con 2023. Este retroceso refleja el impacto de los primeros meses del año, marcados por condiciones adversas que frenaron el rendimiento productivo.
El OCLA destacó que el último trimestre del año es tradicionalmente el de mayor participación en la producción total, lo que ha permitido mitigar en parte la caída acumulada. Además, las mejoras en el manejo forrajero y las condiciones climáticas favorables en los últimos meses han sentado las bases para un 2025 con perspectivas más alentadoras.
Si bien la recuperación es un dato positivo para el sector, persisten desafíos estructurales que deben ser abordados para asegurar la sostenibilidad de la producción lechera. Entre ellos, se destacan la necesidad de una planificación integral en el manejo de recursos forrajeros, el acceso a financiamiento adecuado para los productores y la mejora en la competitividad del sector frente a las demandas del mercado interno y externo.
Por otro lado, el repunte productivo ofrece oportunidades para fortalecer la cadena de valor láctea, promover inversiones en tecnología e infraestructura, y mejorar la calidad y el rendimiento de los tambos argentinos.
El crecimiento registrado en noviembre de 2024 marca un cambio de tendencia esperanzador para la industria lechera argentina, tras casi dos años de contracción. Este avance refleja la resiliencia del sector y su capacidad para adaptarse a las adversidades, sentando las bases para una recuperación sostenida en 2025. Sin embargo, para consolidar este repunte será clave la implementación de políticas públicas y estrategias sectoriales que fortalezcan la competitividad y la sustentabilidad del sector en el largo plazo.