Un retraso histórico en la comercialización de soja 2023/24


La campaña de soja 2023/24 en Argentina está dejando un registro histórico: el menor ritmo de ventas en los últimos 30 años. Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), hasta el 4 de diciembre se comercializaron 33,9 millones de toneladas, lo que equivale al 68% de la producción nacional, un porcentaje significativamente menor al de campañas anteriores.

Este porcentaje está 15 puntos por debajo de la campaña pasada y 8 puntos menos que el promedio de las últimas cinco campañas. Es, además, el menor avance registrado desde que se tienen datos, rompiendo el piso histórico del 72% de la campaña 2019/20.

La tendencia bajista de los precios internacionales es uno de los principales factores que explican este comportamiento. En las pizarras internacionales, los valores de la soja se encuentran en sus niveles más bajos desde 2020, lo que ha impactado directamente en el mercado local.

Desde mayo, el precio de la soja en Argentina solo ha aumentado en $10.000 por tonelada, mientras que en términos constantes se ha registrado una pérdida superior al 20%. Este escenario ha desincentivado a los productores, quienes prefieren mantener el grano almacenado a la espera de mejores condiciones.

Sin embargo, aquellos productores que optaron por vender tras la cosecha e invertir en instrumentos financieros lograron amortiguar el impacto de la baja de precios, destacándose como los principales beneficiados en este contexto.

Perspectivas según el USDA

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) también aportó información clave al panorama de la soja. En su reciente informe, el organismo no realizó cambios significativos en las estimaciones para el mercado internacional, aunque ajustó al alza las proyecciones de producción e industrialización para Argentina.

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De cumplirse estas proyecciones, Argentina alcanzaría su tercera mayor cosecha histórica conjunta de maíz y soja, por detrás de los ciclos 2018/19 y 2019/20. Además, el crushing se incrementaría en 500.000 toneladas, alcanzando los 41,5 millones, mientras que las exportaciones de aceite y harina de soja sumarían 5,5 millones y 28,6 millones de toneladas, respectivamente.

En cuanto a Estados Unidos, las proyecciones de producción y uso interno se mantuvieron sin cambios, lo que estabilizó la oferta global de soja y evitó fluctuaciones adicionales en los mercados.

El maíz también enfrenta un lento avance

La situación del maíz no es muy distinta. Según la BCR, al 4 de diciembre la comercialización del cereal alcanzó las 3 millones de toneladas, apenas el 6% de la producción estimada para la campaña 2024/25. Este porcentaje está muy por debajo del promedio del 20% registrado en las últimas cinco campañas a igual fecha.

De este total, solo 650.000 toneladas fueron negociadas con precios en firme, representando apenas el 22% de lo comercializado. Este es el nivel más bajo desde el año 2000, un 20% menor que en el ciclo previo y un 40% inferior al promedio histórico.

En cuanto a los precios, el contrato para abril mostró señales de recuperación tras una caída registrada a principios de diciembre, alcanzando los U$S 179 por tonelada. Por su parte, el contrato de julio se mantuvo más estable, rondando los U$S 172 por tonelada.

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El ritmo lento de comercialización tanto de soja como de maíz refleja un mercado marcado por la incertidumbre y los precios deprimidos. Si bien las condiciones climáticas prometen una cosecha destacada, los productores enfrentan desafíos económicos que los llevan a postergar decisiones de venta.

En este contexto, la capacidad de adaptación y la búsqueda de estrategias financieras serán determinantes para aprovechar las oportunidades y minimizar el impacto de un mercado global que aún no ofrece señales claras de recuperación.