Invierno 2025: persiste la ola polar en la región núcleo que se mantendrán hasta julio


El invierno se hace sentir con fuerza en gran parte del país, y la región núcleo agrícola no es la excepción. Según las proyecciones climáticas, el ingreso de una masa de aire polar continuará afectando al centro y norte de Argentina durante los próximos días, generando temperaturas bajo cero y heladas extendidas que podrían mantenerse hasta comienzos de julio.

El último informe agroclimático elaborado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires advierte que el fenómeno impactará de lleno en el oeste, centro y sur del área agrícola, con heladas localizadas y generales que afectarán desde el centro del NOA hasta la región pampeana y zonas del Uruguay.

Las condiciones actuales de este invierno responden al ingreso de aire frío y seco proveniente del sur del continente, que encuentra poca resistencia en su avance hacia el centro y norte del país. Esto favorece un descenso marcado de las temperaturas mínimas y la persistencia de heladas, especialmente en las madrugadas y primeras horas del día.

Regiones más afectadas

El informe detalla que el este de Salta, buena parte del Chaco, el norte de Misiones y la mayor parte de Paraguay tendrán mínimas por encima de los 5°C, aunque con focos donde se registrarían valores inferiores, provocando heladas puntuales. Estas áreas, pese a estar ubicadas en latitudes más cálidas, no estarán exentas de los efectos del frente polar en este invierno.

Más al sur, en zonas como el este del NOA, el sudeste del Chaco, el centro de Cuyo, gran parte de la Mesopotamia y sectores del sudeste paraguayo y uruguayo, las temperaturas oscilarán entre los 0 y los 5°C. Allí se anticipan heladas localizadas, un fenómeno que puede tener efectos puntuales sobre cultivos sensibles y sistemas productivos vulnerables.

Sin embargo, el epicentro del frío se concentrará en el centro del NOA, el centro y este de Cuyo, la mayor parte de la región pampeana y casi todo el territorio uruguayo, donde las temperaturas mínimas descenderán por debajo de 0°C. En estas zonas, se esperan heladas generales, es decir, eventos que abarcan amplias superficies de manera simultánea y uniforme, con un potencial impacto directo sobre la producción agropecuaria.

Heladas sin lluvias: escasez hídrica preocupante

Una característica clave del actual fenómeno es la escasa humedad atmosférica que lo acompaña. La masa de aire frío que domina el escenario climático no cuenta con el contenido de humedad necesario para generar precipitaciones, por lo que los aportes pluviales en la región central serán prácticamente nulos.

En este contexto, solo los extremos noroeste y nordeste del área agrícola podrían recibir lluvias moderadas a abundantes, lo cual representa un alivio muy localizado y que no cambia el escenario general de déficit hídrico.

Este patrón de frío seco representa un desafío adicional para el sector agrícola. Por un lado, las heladas intensas afectan el estado de cultivos de invierno como el trigo y la cebada, en momentos clave de su desarrollo. Por otro, la ausencia de lluvias retrasa la recarga de perfiles hídricos, fundamentales para la planificación de la próxima campaña gruesa.

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Riesgos para la producción y la logística

El impacto del frío polar no se limita a la agricultura. Las heladas generalizadas también afectan la ganadería, reduciendo la oferta de pasto y generando la necesidad de suplementación alimentaria. Además, las condiciones extremas pueden complicar el funcionamiento de infraestructuras rurales, el transporte de mercaderías y el acceso a establecimientos productivos.

A nivel urbano, las bajas temperaturas ya provocaron cortes energéticos en algunas zonas, una demanda creciente de gas natural y electricidad, y complicaciones para la movilidad en rutas y caminos secundarios afectados por escarcha o hielo.

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Un invierno que promete ser exigente

Con la previsión de que este patrón de frío intenso se mantenga, al menos, hasta inicios de julio, se consolida un escenario climático riguroso que obliga al sector agropecuario a extremar medidas de prevención y adaptación.

Aunque no se anticipan lluvias en el corto plazo, los productores deberán estar atentos a la evolución de las condiciones meteorológicas, especialmente en relación con nuevos pulsos de aire polar o eventuales irrupciones húmedas que puedan modificar el panorama. Por ahora, el invierno se instala con toda su crudeza en el corazón agrícola del país.