Maní: biotecnología para acelerar la resistencia al carbón


El carbón del maní, causado por el hongo Thecaphora frezzii, es una de las enfermedades más graves que enfrenta este cultivo estratégico para la economía argentina. Sus efectos son devastadores: puede generar pérdidas de entre el 5 y el 30 % del rendimiento, con picos aún más altos en situaciones de alta infección. Además de reducir la productividad, compromete la calidad de los granos y condiciona la comercialización internacional, un aspecto crítico en una cadena que posiciona a la Argentina como uno de los principales exportadores mundiales.

Con el objetivo de enfrentar este desafío, el INTA Manfredi avanza en un proyecto de alcance internacional en convenio con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) y el Instituto Hudson Alpha. La iniciativa se centra en el desarrollo de una técnica innovadora basada en el análisis de ADN en semillas, capaz de detectar genes de resistencia de forma temprana y precisa.

Una herramienta clave para productores y mejoradores

La biotecnología aplicada al maní permite optimizar los recursos disponibles: reduce la dependencia de extensas parcelas de ensayo, acelera la identificación de materiales resistentes y favorece la incorporación de mejoras sin retroceder en décadas de avances productivos.

La tecnología desarrollada se enfocó en esta enfermedad por la complejidad para evaluarla a campo”, explicó Jorge Baldessari, responsable del programa de mejoramiento de maní del INTA Manfredi. En Estados Unidos, el interés también es estratégico: buscan anticiparse a un eventual ingreso de la enfermedad en su territorio, lo que explica la cooperación con instituciones locales.

Maní, carbón

Laboratorio y campo: un engranaje conjunto

El Laboratorio de Biotecnología del INTA Manfredi cumple un rol fundamental en el proyecto. Allí se preparan y analizan las muestras de ADN, que luego son enviadas al Hudson Alpha para su secuenciación. “El año pasado alcanzamos las 2.000 muestras en apenas tres meses, duplicando nuestra capacidad de trabajo”, destacó Eva Mamani, investigadora del laboratorio.

A diferencia de otros enfoques que utilizan marcadores moleculares puntuales, en Manfredi se aplican miles de marcadores distribuidos a lo largo de todo el genoma. Este método garantiza que los genes de resistencia se incorporen a variedades élite, sin perder cualidades clave como el rendimiento o la calidad industrial del maní.

El resultado de esta innovación es contundente: los tiempos de identificación de genes resistentes se redujeron de 7-8 años a apenas 3 años, lo que marca un cambio de paradigma para la mejora genética del cultivo.

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Ensayos en marcha y nuevas variedades en camino

Actualmente, el INTA evalúa el comportamiento de líneas experimentales en ocho hectáreas de ensayos, donde se mide tanto el rendimiento como la sanidad de los materiales. Según adelantó Baldessari, en los próximos meses se inscribirán dos nuevas variedades con resistencia al carbón, desarrolladas inicialmente por mejoramiento tradicional y ahora optimizadas con herramientas de biotecnología.

Este avance se suma a más de 25 años de investigación en genética de maní que permitieron, entre otros logros, que la provincia de Córdoba duplicara la productividad del cultivo, alcanzando rendimientos superiores a los 4.000 kilos por hectárea.

Hacia adelante aplicaremos herramientas de biotecnología para acortar los plazos de obtención de nuevos materiales y optimizar su desarrollo”, concluyó Baldessari, marcando el horizonte de trabajo que combina ciencia, innovación y productividad.

Maní

Un cultivo estratégico con mirada de futuro

El maní no solo es un cultivo emblemático de Córdoba, que concentra más del 90 % de la producción nacional, sino también un complejo exportador clave, con destino principal en la Unión Europea y otros mercados de alto valor. Garantizar su competitividad implica enfrentar desafíos sanitarios como el carbón, pero también incorporar tecnologías que reduzcan riesgos y aumenten la sustentabilidad.

En ese camino, la articulación entre instituciones locales e internacionales refleja una apuesta por la innovación abierta y la ciencia aplicada a la producción. El trabajo conjunto del INTA, el USDA y el Hudson Alpha no solo ofrece respuestas a un problema actual, sino que también sienta las bases para un futuro en el que el maní argentino siga consolidándose como referente mundial de calidad y productividad.