Granizo en 9 de Julio: 4.000 hectáreas destruidas y pérdidas millonarias
La tormenta de granizo que azotó el partido bonaerense de 9 de Julio la semana pasada dejó un saldo devastador para los productores agrícolas de la región. Según un informe de la Sociedad Rural de 9 de Julio, el fenómeno climático causó destrozos totales en 4.000 hectáreas, lo que se traduce en pérdidas económicas estimadas en casi 4 millones de dólares.
Impacto en cultivos clave
La tormenta, que afectó un área total de 4.000 hectáreas entre las localidades de Quiroga (partido de 9 de Julio) y Olascoaga (Bragado), golpeó particularmente las zonas de El Tejar y Naón, donde las pérdidas fueron más severas.
De las hectáreas más afectadas:
- 50% correspondieron a soja de primera, uno de los cultivos más importantes de la región.
- 20% a maíz.
- 20% a trigo listo para cosechar.
- 10% a girasol, otro cultivo de alta relevancia económica.
El relevamiento, realizado con la colaboración de técnicos del INTA, el Centro de Ingenieros Agrónomos de 9 de Julio (CIANJ) y la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), determinó que, además de las 4.000 hectáreas con pérdidas totales, otras 3.000 presentaron daños significativos.
Pérdidas económicas millonarias
Tomando los precios actualizados en dólares por tonelada y los rendimientos promedio de la zona, las pérdidas económicas en las áreas con daños totales ascienden a aproximadamente 3.928.000 dólares. Esta cifra refleja no solo la pérdida directa de los cultivos sino también la inversión previa realizada por los productores en insumos, tecnología y mano de obra.
“La agricultura es una actividad que requiere una gran inversión y está expuesta a riesgos climáticos que pueden poner en jaque toda una temporada productiva”, subrayaron desde la Sociedad Rural de 9 de Julio.
La entidad ruralista calificó el evento como “un duro golpe” para los productores, quienes ahora enfrentan el desafío de reestructurar sus ciclos productivos y buscar estrategias para mitigar las pérdidas económicas.
El informe pone en evidencia la vulnerabilidad del sector agrícola frente a los fenómenos climáticos extremos, que parecen intensificarse en frecuencia y magnitud. A pesar de ser fundamental para la economía regional y nacional, la actividad agrícola sigue expuesta a riesgos climáticos que, como en este caso, pueden tener consecuencias catastróficas.
Los productores afectados deberán evaluar opciones para minimizar el impacto en sus finanzas y planificar la próxima temporada. El acceso a seguros agrícolas, financiamiento y políticas de apoyo por parte de organismos gubernamentales serán clave para ayudar a la recuperación del sector.
Este episodio resalta la importancia de implementar estrategias de manejo de riesgos y adaptación climática que fortalezcan la resiliencia de los sistemas productivos frente a futuros eventos extremos.