Deforestación: Europa clasificó a la Argentina como país de riesgo y encendió las alarmas

Una reciente decisión sobre la deforestación de la Comisión Europea encendió las alarmas en el complejo agroexportador argentino. La Unión Europea (UE), en el marco del Reglamento sobre Productos Libres de Deforestación (EUDR, por sus siglas en inglés), clasificó a la Argentina como país de “riesgo estándar”, lo que implica un mayor nivel de control sobre las exportaciones nacionales hacia el continente. La medida fue calificada como “injustificada” por el sector agroindustrial local, que teme por su impacto económico y comercial.
El EUDR es una normativa europea que entrará en vigencia en 2026 y que busca impedir la entrada al bloque de productos vinculados a procesos de deforestación. El listado recientemente publicado categoriza a los países en tres niveles de riesgo: bajo, estándar y alto. Según esta escala, Argentina no se encuentra entre los países con mejores prácticas ambientales, lo que generará un mayor nivel de escrutinio sobre productos clave como carne y soja.
Rechazo desde el agro argentino
El comunicado fue rechazado enérgicamente por la Cámara de la Industria Aceitera Argentina (CIARA), que expresó su malestar por la evaluación europea. “Argentina fue clasificada con un riesgo ‘standard’, al igual que otros países de la región. Consideramos que esta evaluación es injustificada”, sostuvo la entidad, que representa a buena parte de los exportadores de granos y derivados.

Desde CIARA argumentan que estudios recientes indican que el riesgo de deforestación en Argentina es mínimo. Aseguran que el Gobierno nacional ya presentó documentación respaldatoria ante la Comisión Europea, que incluye datos de monitoreo satelital y políticas ambientales implementadas a nivel federal y provincial.
La clasificación de riesgo tiene implicancias concretas para los exportadores. Mientras que los países de riesgo bajo tendrán un 1 % de controles aleatorios sobre sus productos, aquellos de riesgo estándar deberán enfrentar inspecciones en un 3 % de sus envíos, y los de riesgo alto, en un 9 %. Aunque no implica una prohibición directa, sí aumenta la burocracia, los costos logísticos y las barreras técnicas, según advierten desde el sector.

Un desafío hacia para la deforestación hacia 2026
La preocupación del agro no es menor. En 2026 la Unión Europea prohibirá la importación de productos que provengan de zonas con deforestación, lo que podría dejar fuera del mercado a exportadores argentinos si no logran demostrar que sus cadenas de valor son sostenibles. En ese contexto, CIARA aseguró que continuará trabajando con todos los eslabones de la cadena de la soja para que Argentina sea reclasificada como país de “riesgo bajo”.
“El objetivo es garantizar que el abastecimiento de productos argentinos al mercado europeo se mantenga competitivo y sostenible”, afirmaron desde la cámara. En ese sentido, se espera que el Gobierno argentino intensifique el diálogo con las autoridades europeas para revertir esta clasificación antes de la entrada en vigencia de la normativa.
Qué implica el riesgo estándar
La propia Comisión Europea explicó que la clasificación no significa una prohibición automática, pero sí establece un umbral diferente en los controles que realizarán las autoridades de los Estados miembros. “Los operadores están sujetos a las mismas obligaciones estándar de diligencia debida. La única diferencia radica en que los envíos procedentes de países de alto riesgo estarán sujetos a un escrutinio más riguroso”, detallaron desde Bruselas.

Para los países de riesgo estándar, como Argentina, los controles serán moderados, pero igualmente representan un obstáculo adicional. Según la UE, el objetivo de esta clasificación es identificar áreas que requieren mejoras en la trazabilidad y sostenibilidad de las cadenas de suministro.
Además, en los casos de países de riesgo alto, se prevé un diálogo específico con la Comisión Europea para abordar las causas profundas de la deforestación. Si bien Argentina no se encuentra en ese nivel, la calificación actual la deja en una posición intermedia que el sector exportador considera insuficiente y potencialmente perjudicial.
En definitiva, la tensión entre Europa y los países productores como Argentina parece lejos de resolverse. Mientras el continente busca garantizar que sus importaciones no contribuyan a la degradación ambiental global, los países agroexportadores defienden sus prácticas y reclaman que no se los penalice con criterios que consideran descontextualizados y excesivos.