Tormenta de Santa Rosa: lluvias históricas de hasta 331 mm dejaron pueblos bajo agua

La Tormenta de Santa Rosa se presentó este año con una magnitud pocas veces vista en la historia reciente del país. El fenómeno climático provocó inundaciones, cortes de rutas, evacuaciones y graves daños en campos y localidades del centro de Argentina, dejando un impacto que sorprendió tanto a productores como a especialistas en meteorología.
Las precipitaciones fueron generalizadas, intensas y persistentes, algo inusual para esta época del año que suele ser seca, sobre todo en el centro y oeste del territorio nacional. En algunos puntos, como Cruz Alta en Córdoba, los registros superaron los 300 milímetros, cifras que no se observaban desde finales del siglo XIX y comienzos del XX.
Un fenómeno sin antecedentes recientes
Aunque la tradición popular asocia cada 30 de agosto a la llegada de la Tormenta de Santa Rosa, este año el evento superó cualquier expectativa. Según datos recogidos por productores, pobladores y especialistas, no existen antecedentes cercanos de un episodio con tanta intensidad y extensión geográfica en pleno invierno.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) informó que las lluvias oscilaron entre 100 y 200 milímetros en la mayoría de las zonas, aunque hubo casos extremos, como en Córdoba y Santa Fe, donde se alcanzaron marcas históricas.

Registros que hicieron historia
El técnico en meteorología cordobés Rafael Di Marco difundió decenas de registros que confirman la magnitud de la Tormenta de Santa Rosa. En Córdoba capital, Jesús María y Mendoza, los acumulados fueron los más altos desde que existen datos meteorológicos sistematizados, es decir, desde fines del siglo XIX.
El sudeste cordobés fue el epicentro de las descargas: Cruz Alta registró 331 milímetros, mientras que en Bell Ville y Monte Buey los valores rondaron los 200 mm. En la provincia de Santa Fe, la localidad más castigada fue María Teresa con 220 mm, aunque también hubo problemas y evacuaciones en Christophersen y Teodelina.
En el norte de Buenos Aires, en tanto, los acumulados producto de la Tormenta de Santa Rosa estuvieron en torno a los 100 mm, un número igualmente significativo para una época en la que las lluvias suelen ser escasas.

Consecuencias en pueblos y campos
La magnitud de la Tormenta de Santa Rosa se tradujo en pueblos enteros bajo agua, rutas cortadas y evacuados. En Santa Fe, Defensa Civil debió asistir a varias localidades donde el agua ingresó en viviendas, mientras que en Córdoba numerosos caminos rurales quedaron intransitables.
En lo productivo, el panorama es dispar. Los cultivos de invierno anegados difícilmente puedan recuperarse, lo que augura pérdidas importantes para muchos productores. Sin embargo, en zonas donde la lluvia fue más pareja y el suelo logró infiltrar el agua, la situación es distinta: la humedad acumulada deja a los lotes en condiciones óptimas de cara a la próxima campaña agrícola.
Una tormenta potenciada por factores climáticos
Desde el SMN explicaron que este año la Tormenta de Santa Rosa se vio intensificada por condiciones atmosféricas particulares que favorecieron la concentración de humedad en la región central. Aunque el fenómeno es habitual en esta fecha, pocas veces se había registrado con tanta fuerza y extensión territorial.

“Lo más llamativo es la cantidad de agua caída en tan poco tiempo y en zonas tan amplias. Es un evento que quedará en las estadísticas como uno de los más importantes de los últimos cien años”, señalaron desde el organismo.
Balance y perspectivas
El saldo del temporal es complejo: daños materiales, pérdidas agrícolas y pueblos aislados en varias provincias, pero también suelos recargados que podrían traducirse en buenos rendimientos en la campaña gruesa.
La Tormenta de Santa Rosa 2025 quedará en la memoria como una de las más intensas de la historia meteorológica argentina, con registros que no se veían desde hace más de un siglo. El evento vuelve a poner en discusión la importancia de planificar obras de infraestructura hídrica y reforzar los sistemas de alerta temprana, claves para enfrentar un clima cada vez más extremo e impredecible.