Tambos: el récord que podría romper Argentina en este 2025

Los tambos en Argentina atraviesan en 2025 un punto de inflexión que ilusiona a productores e industriales. Luego de dos años de caídas consecutivas, el sector se encamina hacia un récord histórico de producción, con una estimación que ronda los 11.500 millones de litros, cifra que marca un cambio de tendencia tras un período de dificultades.
De acuerdo con datos de la industria, la recuperación comenzó a consolidarse en el primer semestre del año, gracias a una serie de factores que mejoraron el escenario general. Por un lado, las condiciones climáticas más favorables permitieron estabilizar los rodeos lecheros tras el impacto de la sequía de 2023. A su vez, la eliminación de las retenciones a las exportaciones y una menor intervención estatal en los precios generaron un marco más previsible para las inversiones y la planificación productiva.
Al mismo tiempo, el contexto internacional también jugó a favor para los tambos: con granos a precios relativamente accesibles, los costos de alimentación para el tambo se redujeron, lo que mejoró la relación insumo-producto y la rentabilidad del productor. En paralelo, la demanda de mercados clave como Brasil sostuvo la colocación de excedentes al exterior.
Un repunte tras dos años difíciles
El repunte tiene un valor simbólico: la lechería había sufrido dos campañas muy complicadas en 2023 y 2024, con retrocesos productivos y serias dificultades económicas. Por eso, la recuperación de este año se interpreta no solo como una buena noticia coyuntural, sino como un paso necesario para recomponer la confianza en una cadena que emplea a miles de familias en todo el país.
El consumo interno, que había caído en 2024 en línea con la pérdida de poder adquisitivo, también muestra señales de mejora en 2025. Si bien todavía está en proceso de recomposición, los datos para los tambos marcan un crecimiento respecto al año anterior, lo que alienta la idea de que el mercado local volverá a ser un pilar sólido para la actividad.
Exportaciones y el rol de Brasil
En el plano externo, Brasil sigue siendo el principal destino de las exportaciones argentinas de lácteos, con la leche en polvo como producto estrella. La relación comercial entre ambos países resulta estratégica: el gigante sudamericano, a pesar de producir casi el triple de leche que Argentina, no logra abastecer su demanda interna y depende de la importación para equilibrar el mercado.
Esa oportunidad abre una ventana de expansión para la lechería nacional, que busca consolidarse como proveedor confiable y competitivo. No obstante, analistas advierten que el sector debe diversificar destinos para evitar una dependencia excesiva de un solo comprador.

El precio al productor y el desafío de la competitividad
En lo que respecta al precio de la materia prima, los tambos perciben en promedio 471 a 472 pesos por litro de leche, un valor que, si bien se ubica en niveles razonables en relación con los costos, no despeja las preocupaciones de mediano plazo.
Durante un encuentro reciente de tambos, el presidente del Centro de la Industria Lechera (CIL), Ércole Felippa, subrayó la necesidad de trabajar en una agenda integral de competitividad. Según advirtió, no alcanza con un tipo de cambio competitivo para sostener al sector, sino que es fundamental avanzar en mejoras en logística, infraestructura, financiamiento, innovación tecnológica y carga impositiva. “Si solo pensamos en el dólar como solución, repetiremos errores del pasado”, advirtió.

Perspectivas de los tambos hacia adelante
El récord proyectado de los tambos para 2025 entusiasma, pero también plantea interrogantes. Los especialistas coinciden en que el gran desafío será consolidar un crecimiento sostenible, que permita al sector afrontar con solidez futuras oscilaciones económicas y climáticas. Para ello, será clave la articulación entre productores, industria y Estado, con políticas que apunten a largo plazo.
En ese sentido, la experiencia de este año deja una enseñanza clara: cuando se combina un entorno climático favorable con reglas de juego más estables y costos productivos razonables, la lechería argentina demuestra su capacidad para crecer y competir.

Si las proyecciones se confirman, el 2025 quedará marcado como el año en que la actividad dejó atrás la crisis y abrió un nuevo ciclo de expansión para los tambos. Sin embargo, la verdadera pregunta es si este impulso podrá sostenerse en el tiempo y traducirse en un desarrollo estructural que potencie a toda la cadena láctea.