Septiembre llega con lluvias desiguales: qué esperar en cada región


El mes de septiembre comenzó con un panorama climático cargado de incertidumbre en la Argentina con respecto a las lluvias. Más de 1,3 millones de hectáreas quedaron bajo agua en Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, mientras que en otras zonas las precipitaciones sirvieron para recargar los perfiles de suelo y mejorar la humedad disponible para los cultivos de la nueva campaña. El escenario plantea un desafío para productores y comunidades rurales, que enfrentan una situación dispar según la ubicación geográfica.

Avance de un sistema de baja presión

Durante el inicio de la semana, una baja presión en niveles medios de la atmósfera avanza desde la Patagonia, provocando nevadas en la cordillera y un aumento de la nubosidad en La Pampa, el sur bonaerense y Cuyo. Este sistema trae aparejado un leve incremento de las temperaturas en el centro y norte del país, acompañado por un ambiente más húmedo, lo que podría favorecer nuevas lluvias.

Entre martes y miércoles se prevén precipitaciones de entre 5 y 15 milímetros en zonas que ya se encuentran inundadas. Aunque los registros no serían demasiado elevados, cualquier acumulación adicional representa un problema para los lotes anegados, particularmente en la región núcleo.

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Una semana partida en dos

El pronóstico indica que la semana tendrá dos momentos bien diferenciados. En la primera mitad, las lluvias afectarán el centro del país, mientras que hacia el jueves y viernes las precipitaciones se trasladarán al noreste argentino. Para la región pampeana, esta rotación puede significar un respiro momentáneo, con mejoras temporarias en las condiciones del tiempo, aunque la saturación hídrica seguirá siendo un obstáculo para la actividad agrícola.

En tanto, la cordillera patagónica y mendocina recibirá abundantes precipitaciones en forma de lluvia y nieve, un aporte clave para las reservas de agua destinadas al riego, aunque también puede generar complicaciones en pasos fronterizos y rutas de alta montaña.

Mirada de mediano plazo

En el horizonte de las próximas semanas, los modelos meteorológicos muestran señales de mayores lluvias en el norte del litoral, con acumulados que podrían ubicarse por encima de lo normal. En el resto del país, la tendencia es más incierta, sobre todo en la región pampeana, donde los pronósticos no logran consolidar un patrón definido.

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Este nivel de incertidumbre obliga a los productores a ajustar sus decisiones de siembra y manejo de lotes de acuerdo con la información de corto plazo, sin perder de vista que septiembre suele ser un mes de transición hacia la primavera, con variaciones intensas en el régimen de precipitaciones.

Un septiembre variable y sin patrón claro

Los especialistas coinciden en que no hay un patrón climático marcado para este mes. En el centro del país, algunas zonas del oeste podrían recibir lluvias por encima de lo habitual, mientras que en la zona núcleo predominarían registros por debajo de la media. En el norte argentino, provincias como Salta y Santiago del Estero tendrían precipitaciones normales o incluso superiores a lo esperado, en contraste con Misiones, donde las proyecciones apuntan a menores acumulados.

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Para el agro, septiembre es un mes clave. La siembra de maíz temprano y trigo en desarrollo requieren suelos con buena humedad, pero las inundaciones en parte de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe ponen en jaque esa ventaja. En paralelo, la expectativa de menos lluvias en la zona núcleo podría aliviar los excesos, aunque también limitar la recarga necesaria para sostener la campaña de granos gruesos.

En el norte, las lluvias superiores a lo normal podrían beneficiar a cultivos regionales, pero también aumentar el riesgo de enfermedades fúngicas y complicar la logística de cosecha. La heterogeneidad climática se convierte así en un factor decisivo, con productores que miran el cielo con preocupación y esperanza al mismo tiempo.