Santa Fe: un presente lácteo de menos tambos pero mayor productividad


La provincia de Santa Fe reafirma su rol protagónico en la lechería argentina. De acuerdo con los últimos datos del SENASA, al 31 de julio de 2025 concentra 908.885 bovinos en tambos, lo que representa el 31,3% del stock nacional y la ubica como la segunda jurisdicción más relevante detrás de Córdoba. Con más de un tercio de los tambos activos del país, el territorio santafesino combina luces y sombras: mientras enfrenta cierres de establecimientos y tensiones en la rentabilidad, muestra una recuperación en los niveles de productividad y expectativas de crecimiento hacia fin de año.

El corazón lechero de la provincia

El mapa lácteo de Santa Fe tiene un núcleo duro en los departamentos del centro-oeste: Castellanos, Las Colonias, San Cristóbal y San Martín. Allí se concentra el 81,4% de los rodeos provinciales y el 78% de los tambos activos, equivalentes al 25,3% de las cabezas lecheras del país. En paralelo, otras zonas como General López también exhiben un peso relevante, con más de 64 mil animales dedicados a la producción láctea.

Este entramado territorial no solo asegura la provisión de leche cruda a las principales usinas, sino que también genera un fuerte impacto en la economía local: empleo, arraigo y dinamismo en pueblos y ciudades vinculados históricamente a la producción tambera de Santa Fe.

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Menos tambos, más productividad

Pese a la magnitud de su aporte, Santa Fe no escapa a la tendencia nacional de contracción de tambos. En la actualidad, cuenta con 3.345 establecimientos activos, lo que representa una caída del 1,2% interanual: unas 125 unidades menos que en 2023. El número se enmarca en un escenario nacional en el que los tambos suman 9.702, también en retroceso.

Las razones son múltiples: desde la sequía y la liquidación de vacas hasta la concentración de unidades productivas, las dificultades de recambio generacional y la lenta recuperación de las pasturas. Sin embargo, la contracción no implica un estancamiento en la productividad.

Entre enero y julio de 2025, las principales once empresas procesadoras de Santa Fe registraron 825,6 millones de litros de leche cruda, lo que representa un 5,4% más que en el mismo período de 2024. Aunque el volumen sigue por debajo de los picos alcanzados en la última década y media, el repunte es una señal alentadora para un sector que busca consolidar su recuperación.

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Precios en tensión y rentabilidad ajustada

El precio promedio pagado al productor pasó de $413,1 en julio de 2024 a $482,2 en julio de 2025, un aumento del 16,7% interanual. Sin embargo, este ajuste quedó por debajo de la inflación, lo que erosiona la rentabilidad de los tambos.

Los desafíos estructurales persisten: la fijación del precio por parte de la industria, la variación en la calidad de la leche, la necesidad de inversión tecnológica y el alto costo de reposición de rodeos tras la sequía configuran un escenario de fragilidad para los productores. Muchos tambos de Santa Fe se ven obligados a operar con márgenes mínimos, dependiendo del financiamiento y de políticas que aporten previsibilidad.

Leche de burra, Córdoba

Perspectivas para 2025

De cara al cierre del año, las proyecciones son moderadamente optimistas. Se espera un incremento acumulado de la producción primaria de entre 5% y 8% respecto de 2024, impulsado por la reposición de rodeos, la recuperación parcial de las pasturas y el sostenimiento de la demanda interna. Además, un repunte de las exportaciones abre una ventana de oportunidad para mejorar la ecuación económica de la cadena láctea.

En este contexto, Santa Fe busca reafirmar su rol estratégico dentro de la agroindustria argentina. No obstante, especialistas advierten que la clave será garantizar la sostenibilidad y rentabilidad de los tambos, evitando el cierre de más unidades productivas.

La lechería santafesina transita así un camino de desafíos y oportunidades. Por un lado, enfrenta la presión de costos, la pérdida de establecimientos y la necesidad de modernización. Por otro, la mejora en la productividad y las expectativas de crecimiento marcan un horizonte posible de recuperación.