Inundaciones históricas en el norte bonaerense con lluvias de 250 a 400 mm

Tras 48 horas de lluvias torrenciales que dejaron inundaciones y un agua de entre 250 y 400 mm –el equivalente a seis meses de precipitaciones–, el agua comenzó a retirarse lentamente de los partidos del norte de la provincia de Buenos Aires. La emergencia, que obligó a evacuar a casi 7.000 personas en 21 municipios, abre ahora una segunda etapa: relevamiento de daños y puesta en marcha de un amplio operativo de asistencia y reconstrucción.
El Ministerio de Desarrollo de la Comunidad informó que hasta el domingo por la mañana permanecían 2.950 evacuados alojados en escuelas, clubes y cuarteles de bomberos. Otros 4.000 vecinos habían abandonado sus casas por medios propios. Con la mejora del tiempo, muchas familias comenzaron a regresar para evaluar pérdidas, limpiar viviendas y reparar conexiones eléctricas. Sin embargo, barrios de Salto, Rojas, Arrecifes, San Antonio de Areco y Zárate siguen anegados y dependen de botes o camionetas 4×4 para la provisión de agua potable y alimentos.
Impacto productivo de las inundaciones: campos anegados y silos rotos
En el sector agropecuario todavía es imposible dimensionar el golpe de las inundaciones. Ingenieros agrónomos de la zona reconocen que no habrá cálculo fino antes de una semana porque los caminos rurales quedaron destruidos y el acceso a los lotes es nulo. Las primeras imágenes aéreas muestran miles de hectáreas bajo agua, rollos de pasto que flotan como boyas y centenares de silobolsas reventados. Allí se almacenaba parte de la cosecha de soja y maíz recién levantada; ahora se revisa qué volumen podrá salvarse.

Las pérdidas ganaderas son la cara más dolorosa: terneros y ovinos ahogados en campos bajos que no alcanzaron a evacuar. Un dato alentador es que la mayor parte de la soja y el maíz de la región ya estaba cosechada —a diferencia de lo ocurrido en inundaciones de primavera—, lo que acotaría el costo económico directo. Además, los técnicos confían en que las reservas hídricas dejadas por la crecida beneficiarán la próxima siembra de trigo, siempre que los suelos drenen a tiempo.

Dispositivo provincial: de la emergencia a la reconstrucción
El gobierno bonaerense articuló un comando interministerial para coordinar tareas. Seguridad desplegó 216 policías, 99 bomberos voluntarios, 20 brigadistas de Defensa Civil, 65 móviles terrestres, 26 botes y un helicóptero. Infraestructura y Vialidad enviaron 13 máquinas pesadas y 18 camiones para retirar árboles, dragar zanjas y reforzar terraplenes. Salud sumó ambulancias 4×4 y vacunatorios móviles para prevenir leptospirosis y hepatitis A, dos enfermedades que prosperan tras las inundaciones.

Desarrollo de la Comunidad activó la Mesa de Respuesta Comunitaria: camiones con colchones, frazadas, kits de limpieza y pallets de agua recorren los centros de evacuados. Ambiente aportó motobombas, generadores y equipamiento de poda para despejar calles. Transporte ubicó puestos de control en rutas 8, 9 y 191, donde aún se registran banquinas inestables y tramos con calzada socavada.
Desde el viernes, la Armada Argentina opera en Zárate y Campana con el buque multipropósito ARA Ciudad de Zárate, tres lanchas patrulleras, botes neumáticos y medio centenar de infantes de marina. Su misión: evacuar hogares aislados en barrios ribereños y trasladar suministros a islas del delta sin acceso por tierra. El Estado Mayor Conjunto creó el Comando de Zona de Emergencia “Buenos Aires Norte” para centralizar recursos de las tres fuerzas armadas bajo la conducción del contraalmirante Daniel Finardi.

Próximos pasos tras las lluvias: peritar, asistir y reparar
Mientras las aguas retroceden, municipios y consorcios camineros ya anticipan una reconstrucción costosa: alcantarillas arrasadas, puentes secundarios dañados y cientos de kilómetros de caminos de tierra convertidos en barro. Las sociedades rurales de la región pidieron líneas de crédito blandas y prórrogas impositivas para productores afectados. Desde la Mesa de Enlace aseguraron que se organizarán donaciones de forraje y alimentos balanceados para tambos y feedlots que perdieron reservas.
El Servicio Meteorológico Nacional no prevé nuevos eventos intensos al menos hasta mediados de semana, lo que dará una tregua clave para profundizar tareas de bombeo y despeje de canales. Aun así, la magnitud de la lluvia –la mayor en décadas– deja al descubierto la vulnerabilidad hídrica de la cuenca del río Arrecifes y reaviva el debate sobre ampliar defensas y planificar obras de fondo.
La emergencia, advierten los especialistas, no se medirá solo en hectáreas anegadas o kilómetros de ruta dañada: restaurar la actividad productiva y la vida cotidiana de miles de familias demandará meses de trabajo y coordinación entre Estado, productores y organizaciones civiles.