Peso en alza y faena en baja: el mapa de la producción bovina
Noviembre cerró con una marcada disminución en la cantidad de animales faenados, un descenso que impactó de manera directa en el volumen total de carne producida. Según los registros del mes, la faena alcanzó 1,047 millones de cabezas, lo que representa un 12,9% menos que en octubre, es decir, una reducción de 155,5 mil animales. La comparación interanual tampoco fue favorable: se faenaron 106,3 mil bovinos menos que en noviembre de 2024, equivalente a una baja del 9,2%.
A pesar del retroceso mensual, la actividad diaria mostró un comportamiento más intenso. Con solo 19 días hábiles, frente a los 23 de octubre, la faena por jornada llegó a 55,1 mil cabezas, un 5,4% por encima del mes previo. Sin embargo, aún quedó por debajo de las 57,7 mil diarias de noviembre del año anterior, señalando que el mayor ritmo operativo se concentró sobre una oferta total más reducida.
Once meses de actividad: menos hembras y cambios en la composición
En el acumulado de enero a noviembre, la industria procesó 12,44 millones de bovinos, un 1,9% por debajo del volumen registrado en igual período de 2024. La merma se explica principalmente por la menor entrada de hembras adultas y machos de cuatro dientes, aunque se observó un incremento en la faena de hembras jóvenes de dos dientes y novillos de seis dientes.
La participación de las hembras también mostró un leve retroceso. Durante noviembre, representaron el 48,4% del total, prácticamente el mismo nivel del año pasado. En los once meses acumulados la proporción fue de 47,4%, frente al 47,8% del período enero-noviembre de 2024, lo que implicó que 167,8 mil hembras menos ingresaran a los frigoríficos. Esta menor disponibilidad de vientres adultos continúa condicionando la dinámica general del mercado.

Producción en baja pero con categorías que compensan la caída
La producción de carne acompañó la menor faena. En noviembre se obtuvieron 245 mil toneladas equivalente res con hueso, una caída del 12,1% respecto de octubre y del 6,6% frente al mismo mes de 2024. En el acumulado anual, la producción llegó a 2,881 millones de toneladas, apenas 0,5% menos que en 2024, lo que evidencia que ciertos segmentos lograron compensar parte del retroceso total.
Entre esas categorías se destacan los novillos y novillitos, que se mantuvieron estables con 1,571 millones de toneladas. En contraste, la producción de toros cayó 3,2% y la de vacas se redujo 5,2%. Las vaquillonas fueron la excepción positiva, aportando un 2,2% más que el año pasado, con un total de 712,6 mil toneladas.

Carcasas más pesadas: un alivio en medio de la menor oferta
Uno de los factores que matizó el impacto de la caída productiva fue el aumento del peso promedio de las carcasas. En noviembre, ese valor llegó a 234,1 kilos, un 0,9% más que en octubre y 2,8% por encima del mismo mes de 2024. En los once meses acumulados, el promedio se ubicó en 231,5 kilos, un 1,4% superior al del año anterior.
Sin embargo, el informe del Consorcio ABC advierte sobre déficits persistentes en los extremos de la distribución. Las hembras jóvenes de dos dientes, que representan el 24% de la faena anual, promedian 190,7 kilos por carcasa, muy por debajo del promedio general. Este segmento, clave por su volumen, es el que más incide en el menor rendimiento total, pese a la tendencia alcista del resto de las categorías.

El rol del feedlot y la mirada hacia 2026
El presidente del Consorcio ABC, Mario Ravettino, destacó que la producción de noviembre evidenció “una caída significativa respecto de octubre”, aunque resaltó que los pesos crecientes de las carcasas muestran una mejora en la eficiencia productiva. Esa evolución será determinante para sostener el volumen en un contexto de oferta ajustada.
Mirando hacia adelante, la disponibilidad inmediata también dependerá de lo que ocurra en los engordes a corral. Al 30 de noviembre, los feedlots registraron 1,807 millones de cabezas, un 5% más que a fines de 2024. Este incremento ofrece cierto respaldo, pero no despeja del todo la incertidumbre.
Noviembre dejó un escenario de menos faena y menor producción, consecuencia directa de una oferta más acotada, especialmente en hembras y vacas. Pero también mostró un reacomodamiento productivo: mayor peso de las carcasas, más participación de vaquillonas y un avance del sector exportador en la faena total.
