Ganadería bajo agua: cómo mitigar el impacto de las inundaciones

Las intensas lluvias que afectaron a la ganadería y a todo el norte de la provincia de Buenos Aires y otras regiones del país durante mayo dejaron vastas extensiones de campos anegados, generando una fuerte preocupación en el sector ganadero. Frente a este escenario crítico, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) difundió una serie de recomendaciones clave para preservar la salud animal y mantener la productividad del rodeo.
Las inundaciones no solo dificultan el manejo diario de la ganadería, sino que además coinciden con momentos estratégicos del calendario productivo, como el destete de terneros, las pariciones otoñales y la siembra de verdeos de invierno, esenciales para garantizar la alimentación durante los meses más difíciles. El exceso de agua, además de destruir forrajes y cultivos, genera condiciones propicias para la aparición de enfermedades y compromete el bienestar animal.
Gestión forrajera en terrenos inundados
Uno de los aspectos centrales para enfrentar este tipo de eventos climáticos es la planificación forrajera para la ganadería. María Coria, investigadora del INTA Naredo, destaca que es fundamental tener una estimación precisa del balance forrajero proyectado. Esto implica determinar cuánto pasto disponible queda en los potreros no afectados por el agua, así como anticipar la demanda alimenticia del rodeo de ganadería.

Este análisis puede realizarse mediante métodos visuales, cortes y pesajes, o con herramientas digitales de monitoreo. Paulo Recavarren, del INTA Balcarce, remarca que “una vez que se conoce, aunque de forma grosera, el balance forrajero, podrá actuarse sobre la oferta o la demanda”, ajustando la carga animal, suplementando o planificando nuevas siembras.
Entre las acciones sugeridas, se incluye la parcelación estratégica de los potreros secos y la fertilización con nitrógeno para acelerar la recuperación del forraje. Además, se recomienda anticipar la siembra de verdeos de invierno, como avena o raigrás. Según el especialista Germán Berone, “cada día de retraso en la siembra puede implicar la pérdida de hasta 75 kilos de materia seca por hectárea en el período crítico de mayo a agosto”.
En campos donde la maquinaria no puede ingresar por el exceso de barro, se sugiere recurrir a la siembra al voleo o aprovechar sectores con piso firme para lograr una implantación mínima que contribuya a la oferta de alimento para la ganadería.

Sanidad animal: un frente clave en contextos adversos
El exceso de humedad y el hacinamiento, consecuencia de la reducción de áreas disponibles, generan un ambiente propicio para la proliferación de enfermedades. En este contexto, el monitoreo sanitario se vuelve prioritario. Germán Cantón, también del INTA Balcarce, subraya la importancia de realizar recuentos mensuales de huevos por gramo de materia fecal (HPG), una herramienta clave para determinar el momento adecuado para desparasitar y verificar la eficacia de los tratamientos.
Además, el especialista advierte sobre la posible expansión de la Fasciola hepática, un parásito que afecta el hígado y cuya dispersión se ve favorecida por el movimiento de caracoles que actúan como hospedadores intermedios. La pérdida de peso, el pelo opaco y la baja performance productiva son señales de alerta que requieren atención inmediata.
Otra afección que puede propagarse es la sarna, especialmente en situaciones de hacinamiento y estrés inmunológico. Ante la aparición de síntomas, se recomienda aplicar tratamientos inyectables eficaces a la totalidad de los animales del rodeo.
Mercedes Lloberas, técnica del INTA Balcarce, hace hincapié en mantener el calendario sanitario actualizado y respetar los intervalos entre vacunas y tratamientos antiparasitarios, aun en medio de complicaciones logísticas como el atraso en destetes o traslados.

Desde el INTA remarcan que, más allá de las dificultades que presentan estas situaciones climáticas extremas, es posible mitigar sus impactos mediante un manejo proactivo y estratégico. Evaluar la oferta forrajera, ajustar la carga, priorizar la sanidad y tomar decisiones rápidas sobre siembras y tratamientos son pilares fundamentales para preservar la salud y el rendimiento de los rodeos.
El conocimiento técnico y la anticipación se vuelven aliados indispensables para proteger la producción ganadera frente a los crecientes desafíos que impone el clima. En este contexto, la colaboración entre técnicos, productores e instituciones es clave para sostener la actividad y evitar mayores pérdidas en las zonas afectadas.