Ganadería en alza: USDA anticipa varios años de buenos precios para la carne argentina


La ganadería argentina comienza a transitar una nueva etapa marcada por la previsibilidad, la apertura comercial y un contexto internacional excepcionalmente favorable. A partir del resultado electoral de octubre, que despejó dudas políticas al menos por los próximos dos años, el sector percibe un horizonte más estable donde la intervención oficial pierde protagonismo y el libre juego entre oferta y demanda vuelve a dominar la escena. En ese marco, analistas y productores coinciden en que la combinación de oferta ajustada y demanda global firme podría sostener precios altos por un período prolongado.

El dato más relevante proviene del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), que proyecta entre cinco y diez años de precios internacionales firmes para la carne vacuna, un escenario que rara vez se observa con tanta claridad en un mercado tan volátil como el ganadero. Esta proyección, sumada a un año en el que los valores internacionales aumentaron un 25% respecto de 2024, explica por qué el entusiasmo crece entre los actores de la cadena.

En el plano local, estas señales ya se reflejan en el mercado. El novillo pesado, históricamente depreciado frente al novillito liviano, hoy cotiza por encima de este último, lo que es interpretado como un indicio temprano de un cambio estructural: la valorización de animales más pesados, orientados a la exportación.

Un cambio productivo en la ganadería impulsado por el nuevo contexto

Para Diego Ponti, analista ganadero de AZ-Group, este escenario de precios y estabilidad debería llevar a los productores a revisar sus estrategias. “La nueva realidad presente debería llevar a considerar modelos orientados a alcanzar mayor peso de faena, alargando la recría y aprovechando insumos como el maíz para la terminación de novillos, que hoy resulta económicamente conveniente”, señaló en declaraciones recopiladas por Clarín.

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Esta afirmación sintetiza uno de los movimientos más importantes que podría enfrentar la ganadería argentina en los próximos años: un corrimiento hacia sistemas más largos, donde recría y terminación a corral con dietas eficientes ocupen un rol creciente. Si la estabilidad macro continúa —inflación en descenso, tasas de interés más bajas, tipo de cambio estable y apertura comercial—, podría generarse un nuevo ciclo de retención de hacienda, lo que reduciría la oferta y reforzaría la firmeza de los precios.

Ponti destaca que la previsibilidad actual permite proyectar condiciones favorables al menos hasta 2027, un horizonte inusual para el sector. Sin embargo, aclara que “buenos precios no implican necesariamente buenos resultados económicos para todos”. En un contexto de la ganadería más competitivo, la eficiencia productiva será determinante para definir ganadores y perdedores.

El mundo demanda carne… y no alcanza

Más allá de la coyuntura local de la ganadería, el verdadero motor del optimismo es la demanda global, que crece a un ritmo superior al de la oferta. Durante un reciente webinar, Ponti recordó que Argentina tradicionalmente destinó el 70% de su producción al mercado interno, pero que hoy el protagonismo lo tiene el comercio exterior.

La noticia más resonante fue la posibilidad de que Estados Unidos incremente la cuota de importación de carne argentina en 60.000 toneladas, lo que podría significar unos 450 millones de dólares adicionales. Este mercado, al que Brasil aún no accede por motivos políticos, es uno de los más atractivos del mundo por precio y estabilidad.

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China continúa siendo el principal cliente para la ganadería, aunque enfocado en cortes de menor valor. Pero son los países del hemisferio norte —Europa, Estados Unidos e Israel— los que hoy muestran una revalorización de la carne vacuna, impulsada por consumidores que privilegian alimentos naturales frente a la caída del entusiasmo por la carne sintética.

A esto se suma un dato clave: los principales países consumidores y los grandes exportadores ya no pueden expandir significativamente su producción. En este contexto de oferta rígida y demanda creciente, los precios encuentran un piso sólido.

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Maíz, margen y estrategia: la oportunidad para producir más kilos

Si bien el panorama para es alentador para quienes producen novillos pesados, el escenario es más complejo para los feedlots tradicionales, que trabajan con hacienda liviana destinada al consumo interno. Con un ternero rondando los 5000 pesos por kilo, los márgenes del engorde corto son negativos. Ponti proyecta que para la zafra 2026 el precio del ternero seguirá firme en torno a los 3 dólares por kilo, por lo que la rentabilidad del encierre liviano continuará comprometida.

La salida, según el analista, está en prolongar los ciclos en la ganadería: recrías más extensas o encierres más largos que permitan capturar la buena relación maíz-carne. Hoy, producir un kilo de novillo cuesta alrededor de $2700, mientras que puede venderse entre $3500 y $4000, una ecuación claramente favorable para la terminación.

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Qué esperar en 2026: precios firmes y escasez de livianos

Para el próximo año de la ganadería, Ponti anticipa:

  • Precios firmes en todas las categorías, sostenidos por la oferta limitada.
  • Una posible revalorización del novillito y la vaquillona hacia fin de año, por la demanda de las Fiestas y el pago del aguinaldo.
  • Un déficit de novillitos livianos, que avanzarían a categorías más pesadas ante el cambio de estrategia productiva.
  • Feedlots con pérdidas cercanas a $120.000 por cabeza, situación que solo podría revertirse por un bache de oferta o una suba del gordo.