Franco Colapinto tras su regreso: “El objetivo era ver la bandera a cuadros”

Después de 639 días lejos de la parrilla, Franco Colapinto volvió a ser protagonista de un Gran Premio de Imola de Fórmula 1. El domingo, en el exigente circuito de Imola, el bonaerense completó las 63 vueltas en el 16.º lugar y, aunque quedó fuera de la zona de puntos, cerró un fin de semana que para Alpine era—según reconoció el propio piloto—“de aclimatación y aprendizaje”.
La misión no resultaba sencilla. Franco Colapinto sustituyó a Jack Doohan con apenas dos sesiones de simulador y una tanda de shakedown en Enstone. El golpe del viernes en la clasificación complicó aún más el panorama: el chasis debió repararse de urgencia y se optó por una puesta a punto conservadora que priorizara fiabilidad. “Sabíamos que Imola castiga cualquier error. La premisa era terminar, sumar kilómetros y entender el coche”, relató el argentino ante los micrófonos de la “zona mixta”.
“Seguir a Gasly, la mejor referencia”, aseguró Franco Colapinto
Durante gran parte de la carrera, Franco Colapinto rodó detrás de Pierre Gasly, quien finalmente rescató el 14.º puesto. Esa cercanía resultó clave para medir sensaciones:
“Cada vuelta que daba me sentía mejor. Intentaba copiar las trayectorias de Pierre, ver sus frenadas; al estar en el mismo auto es la referencia ideal”, explicó.
La comparación no es caprichosa: el A525 posee un tren trasero inestable y un frente que exige confianza para atacar los pianos. “Es muy distinto al Williams que manejé el año pasado. Me estoy acostumbrando al ‘set‑up’ de Alpine. Hay bastante que pulir, pero el potencial está”, añadió.
Un coche “nervioso” que generó quejas
El argentino reveló una conversación de paddock que pinta el carácter del actual reglamento:
“Varios pilotos se quejaron del cambio de auto, así que yo también puedo hacerlo”, bromeó aludiendo a los ajustes aerodinámicos que entraron en vigor esta temporada.
Esos retoques redujeron carga en el eje delantero y complicaron la estabilidad en curvas rápidas, algo que Alpine todavía sufre más que sus rivales directos.
Claves de su carrera
- Largada compleja: partió 16.º pero perdió dos plazas al esquivar el toque entre Lawson y Hulkenberg en Tamburello.
- Stint largo con medios: estiró la parada hasta la vuelta 32 para disponer de neumáticos duros más frescos en el cierre.
- Gestión de frenos: Imola castiga el material; Colapinto evitó el “fade” (pérdida de eficacia) cuidando temperaturas, una decisión que limitó su ritmo pero garantizó llegar al final.
- Batalla con los Haas: adelantó a Oliver Bearman en la vuelta 41 y se despegó gracias a un segundo sector más sólido.

Próximo reto para Franco Colapinto: el laberinto de Montecarlo
Al argentino se le viene ahora el Gran Premio de Mónaco (25 de mayo), un escenario donde la clasificación suele definir todo. Consciente de ello, Franco Colapinto se fija un nuevo paso evolutivo:
“Tengo que llegar con más confianza, calmarme y dejar que el coche fluya. Si cuajo una buena vuelta el sábado, el domingo puedo pelear”.
En Alpine preparan un paquete de alta carga que incluye alerón trasero específico y ajustes en suspensión para los baches del Principado. Será la segunda de las cinco carreras confirmadas para Franco (luego seguirán Barcelona, Canadá y Austria): de su rendimiento dependerá que el equipo extienda la colaboración más allá de julio, cuando se dispute Silverstone.

Qué significa un P16
En tiempos donde la F1 se ha polarizado entre tres escuderías dominantes y un pelotón medio comprimido, cada detalle cuenta. Terminar 16.º y a 54 s del líder, con cero kilómetros previos en ese chasis, equivale a una primera piedra en la construcción de su futuro. Alpine lo sabe: por eso remarcó internamente que “no hubo errores de pilotaje y la gestión fue limpia”.
Franco Colapinto lo resume con sencillez:
“El objetivo era terminar y lo cumplimos. A partir de ahora, cada sesión que haga será oro para entender el auto y adelantar a los que hoy están delante”.
La F1 no concede tiempo, pero el argentino acaba de ganarse el suyo: cinco Grandes Premios para convencer a Enstone y, de paso, alimentar el sueño de millones de fanáticos que, otra vez, sienten la bandera celeste y blanca en la elite del automovilismo.