Exportaciones de carne: el desafío argentino frente a una demanda internacional en alza
 
			Las exportaciones de carne vacuna argentina vuelve a ocupar un lugar central en la agenda económica y productiva del país. En el XIV Forum Nacional de Agronegocios, organizado por LIDE Argentina bajo el lema “Argentina en perspectiva: el futuro que debemos construir”, los principales referentes de la cadena cárnica expusieron un diagnóstico coincidente: el mundo está dispuesto a pagar más por la carne argentina, pero el país necesita incrementar su producción, elevar el peso de faena y mejorar la eficiencia en toda la cadena para aprovechar plenamente la oportunidad.
El contexto internacional es favorable. Los países desarrollados muestran una oferta estancada e incluso en retracción, mientras que mercados estratégicos como China y Estados Unidos demandan cada vez más proteína vacuna. Incluso, días atrás, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, manifestó públicamente su interés en importar carne argentina como herramienta para contener los precios internos. En ese sentido, se espera un acuerdo comercial que ampliaría de 20.000 a 80.000 toneladas el cupo de exportación con arancel preferencial del 10%.
Sin embargo, este escenario de las exportaciones de carne no implica un aprovechamiento inmediato y automático. La industria advierte que el principal desafío está puertas adentro, donde persisten limitaciones productivas y estructurales.

Un mundo que compra más, pero una oferta local estancada
De acuerdo a lo difundido por La Nación, en el panel “Proteína con identidad: la Argentina ante el desafío global”, Martín Costantini, CEO de Frigorífico Rioplatense, expuso un panorama claro: la demanda mundial está firme. Especialmente por el impulso de China, que pasó de ser un actor marginal a representar el 30% del comercio global de carne bovina en apenas diez años.
Sin embargo, el problema para las exportaciones de carne radica en que la Argentina mantiene el mismo stock ganadero hace dos décadas, alrededor de 50 millones de cabezas, e incluso perdió dos millones en los últimos años. “Estamos estancados en la producción hace 20 años. La oferta no alcanza”, señaló Costantini.
Según el ejecutivo, el beneficio de los mejores precios internacionales llega al productor, porque la industria tiene una capacidad instalada superior a la cantidad de hacienda disponible. “Toda mejora se traslada hacia atrás en la cadena, y el gran ganador será el que haga cría y recría”, afirmó.

Más kilos por animal: un cambio cultural y productivo
Otro de los puntos críticos pensando en las exportaciones de carne es el peso de faena. La Argentina continúa produciendo animales relativamente livianos, sobre todo para abastecer al consumo interno, habituado al novillito y cortes chicos.
Gustavo Kahl, CEO de MBRF, fue categórico: “El mundo necesita novillos más pesados, no más terneros”. Según detalló, los mercados internacionales demandan animales con más días de feedlot, mayor marmoleo y cortes grandes. Incluso China, que históricamente compraba carne de menor calidad.
En paralelo, Kahl subrayó la necesidad de modernizar el sistema de las exportaciones de carne, dejar atrás la distribución en medias reses y avanzar definitivamente hacia el cuarteo y la comercialización por cortes, tal como se realiza en los países de mayor desarrollo cárnico.

Desafíos institucionales: simplificar sin perder controles
La presidenta del Senasa, María Beatriz Giraudo, sostuvo que el organismo trabaja para desburocratizar y agilizar los procesos en las exportaciones de carne, sin resignar la rigurosidad sanitaria que caracteriza a la carne argentina. “Debemos preparar al sector para que pueda sumarse a esta oportunidad de crecer en exportaciones”, afirmó.
Una oportunidad histórica, pero que requiere decisiones
Los especialistas coinciden en que la oportunidad es real:
- La demanda global crece.
- Los precios internacionales se sostienen.
- Argentina tiene reputación de calidad.
Pero para convertir el potencial de las exportaciones de carne en crecimiento concreto, es necesario aumentar el stock, elevar el peso de faena, mejorar la productividad, invertir en genética y alimentación, adaptar el consumo interno y modernizar la comercialización. Como sintetizó Costantini: “Hay una gran oportunidad. Esperemos que se aproveche”.

 
							 
							 
							 
	