El INTA bajo la lupa en 2025: nuevo capítulo en la reestructuración

En un contexto de ajustes y reconfiguraciones institucionales, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) se convirtió en tema central de debate dentro del sector agropecuario. Lejos de cuestionar su existencia, varios gobernadores coincidieron en defender su continuidad y remarcaron su rol estratégico en el desarrollo productivo regional. “El INTA es un orgullo nacional”, resumió el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, durante su participación en la jornada Jonagro, organizada por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
El evento reunió a productores, dirigentes de la Mesa de Enlace, funcionarios nacionales y mandatarios provinciales, y sirvió como plataforma para expresar una posición unificada en defensa del organismo técnico. Lejos de los despachos y en contacto directo con quienes conocen el trabajo territorial del INTA, tres gobernadores —del norte, el centro y la Patagonia— ofrecieron un testimonio claro: sin el INTA, el campo pierde un socio clave en innovación, transferencia tecnológica y desarrollo regional.
“Un tiro al corazón de la producción”
En diálogo con la prensa tras su participación, Llaryora fue enfático: “El INTA es parte de las cosas bien que tiene la Argentina”. Para el mandatario cordobés, el instituto ha sido históricamente un pilar en el acompañamiento de las economías regionales, especialmente en una provincia donde la actividad agropecuaria es motor económico. “Hay que cuidarlo, potenciarlo y no ajustarlo. Si lo suprimen, nos están pegando un tiro en el corazón de la producción y la innovación argentina”, advirtió.
Acompañado por su ministro de Agricultura, Sergio Busso, Llaryora se sumó así a la creciente preocupación por posibles recortes al organismo, alimentada por versiones surgidas incluso desde la conducción del propio INTA, en sintonía con un Gobierno nacional que impulsa una política de fuerte ajuste en el sector público.

Vinos patagónicos y diversificación productiva
Desde el sur del país, el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, brindó otro ejemplo concreto del impacto territorial del INTA. “En nuestra provincia es fundamental, no solo por su respaldo técnico y científico, sino por su acompañamiento en la diversificación productiva”, aseguró. En ese sentido, destacó el desarrollo de la vitivinicultura en una región históricamente ajena a este cultivo. “Hoy hay un vino de excelencia en Chubut y eso es en gran parte gracias al trabajo del INTA”, afirmó.
La experiencia chubutense demuestra cómo el instituto ha sabido adaptarse a las necesidades locales y promover innovaciones que permiten abrir nuevos caminos productivos, aún en geografías complejas o menos tradicionales dentro del agro argentino.

Un faro para el productor
Por su parte, el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, también defendió con firmeza la permanencia del organismo. “El INTA y el INTI son faros técnicos que permiten al productor acceder a conocimientos clave para mejorar su producción”, explicó. Según el mandatario, estos organismos representan “islas de conocimiento” indispensables en territorios donde el acceso a tecnologías o asesoramiento privado es limitado.
Si bien reconoció que el organismo puede necesitar modernización o mejoras de eficiencia, fue contundente al afirmar que “no deben desaparecer de ninguna manera”. Por el contrario, sostuvo que “hay que potenciarlos”, en línea con un modelo de desarrollo que integre ciencia, tecnología y producción.

Entre el ajuste y la esperanza del INTA
La jornada también contó con la participación del secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Sergio Iraeta, y del titular de ARCA, Juan Pazo. Este último aprovechó para agradecer el compromiso del sector agropecuario con la inversión, a pesar del clima de incertidumbre. “La esperanza del productor se renueva cada vez que ara la tierra”, expresó, en un mensaje que buscó atemperar las tensiones surgidas por las políticas de ajuste.
Sin embargo, el mensaje de los gobernadores fue claro: en tiempos de transformación, hay instituciones que deben preservarse, fortalecerse y adaptarse, pero nunca desmantelarse. El INTA, con décadas de trayectoria, presencia federal y prestigio técnico, es una de ellas. Defenderlo, según expresaron, no es resistirse al cambio, sino apostar a una Argentina productiva, innovadora y con futuro.