Dólar 2025: Javier Milei, Luis Caputo y el ambicioso plan para incentivar su circulación


Con el foco en la puesta en circulación del dólar atesorado por los argentinos, el presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, están dando los últimos retoques a una medida que podría convertirse en uno de los movimientos económicos más audaces de su gestión: un régimen que permita a los argentinos utilizar sin restricciones los dólares que tienen guardados fuera del sistema financiero formal, ya sea en cajas de seguridad o “bajo el colchón”. La cifra estimada ronda entre 200.000 y 400.000 millones de dólares, según distintas fuentes, lo que representa un tercio del Producto Bruto Interno del país.

El plan para el dólar de Javier Milei y Luis Caputo

El objetivo es simple en su planteo pero complejo en su ejecución: lograr que al menos 10.000 millones de dólares de esos fondos se vuelquen a la economía antes de fin de año, lo que implicaría una recaudación fiscal extra de aproximadamente 2.000 millones de dólares. Para ello, el Gobierno trabaja en un decreto que habilite una especie de “amnistía total” a los ahorristas, sin necesidad de pasar por el Congreso y sin temor a eventuales sanciones.

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La narrativa oficial busca instalar un cambio cultural profundo: los ahorristas que escaparon del sistema no son evasores, sino “héroes”, en palabras del propio Milei. “No metieron dólares abajo del colchón porque odian al país, sino porque del otro lado había un conjunto de delincuentes que les robaban con el impuesto inflacionario”, afirmó el mandatario. El presidente insistió en que esas divisas fueron obtenidas de manera legítima y que deben poder utilizarse sin que sus dueños “dejen los dedos marcados”.

El plan contempla habilitar el uso de dólares no declarados para operaciones puntuales como la compra de bienes durables, inmuebles o incluso insumos productivos. En el caso del agro, por ejemplo, se analiza permitir que los productores paguen insumos directamente en moneda extranjera, incluso exceptuando esas transacciones del impuesto al cheque, que hoy representa un 1,2% de la operación.

Uno de los puntos más delicados es cómo blindar el decreto frente a posibles conflictos con normativas internacionales contra el lavado de dinero. El Gobierno estaría en conversaciones con el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) para limitar el alcance de la medida solo a residentes, excluyendo capitales provenientes del exterior.

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En paralelo, se evalúa implementar un régimen de “presentación espontánea”, previsto en el artículo 113 de la Ley 11.683, que permitiría a los contribuyentes declarar voluntariamente sus tenencias no registradas, sin necesidad de una ley específica del Congreso. A diferencia de un blanqueo formal, esta figura legal tiene un alcance más acotado y no condona el pago de impuestos, aunque sí puede eximir de intereses y multas.

La propuesta incluye también la posibilidad de suspender temporalmente ciertas presunciones fiscales, como el incremento patrimonial no justificado, que usualmente agrava la carga tributaria con Ganancias, IVA y recargos.

Para dar seguridad jurídica a los participantes, el Gobierno está trabajando con ARCA, el Banco Central y la AFIP para garantizar que quienes usen sus dólares no sufran consecuencias penales. La historia reciente pesa: cuando en 2000 se utilizó esta herramienta mediante el decreto 93/2000, la entonces AFIP inició denuncias penales contra algunos contribuyentes, algo que hoy se quiere evitar a toda costa.

Milei insiste en que este plan es clave para la remonetización de la economía, lo que, según sus proyecciones, podría permitir un crecimiento del 7% anual. “Con el crecimiento económico y esta remonetización, el peso se va a seguir apreciando, pero va a quedar chiquito respecto a la cantidad de dólares”, afirmó, reiterando su deseo de eliminar el Banco Central cuando el sistema esté completamente dolarizado de forma “endógena”.

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Así, el Gobierno apuesta a un shock de confianza que devuelva al sistema parte de la riqueza que hoy circula en la informalidad, apelando más a la empatía con el ciudadano común que a la presión fiscal. Será, sin dudas, una prueba clave para su programa económico y para su promesa de devolverle a los argentinos la “libertad monetaria”.