Clima en Agosto: buen tiempo y mes favorable para los cultivos de invierno

El clima en agosto acompaña el inicio del período crítico del trigo: se proyectan lluvias cercanas a lo normal en las principales zonas agrícolas y no se esperan déficits hídricos importantes durante el mes. El agro respira aliviado, pero sigue atento a las temperaturas y las heladas.
El clima en agosto comenzó con un escenario mayormente favorable para el campo argentino. En pleno inicio del “período crítico” para los cultivos de invierno —en especial el trigo y la cebada—, el comportamiento climático da señales positivas: lluvias suficientes en las semanas previas, una ventana de buen tiempo entre el 4 y el 8 de agosto, y una tendencia mensual que no anticipa sobresaltos hídricos para las zonas más productivas del país.
En estos días, vastas regiones del centro y norte del país experimentan estabilidad meteorológica. Según los pronósticos semanales, entre el domingo 4 y el jueves 8 de agosto se espera tiempo seco, con mañanas frías (mínimas entre 2°C y 5°C) y cielos mayormente despejados. Esta pausa en las lluvias llega en buen momento, ya que permite el avance de labores agrícolas y evita excesos de humedad.

Solo algunas áreas como Misiones, Formosa y el sudeste bonaerense podrían registrar chaparrones aislados durante el inicio de la semana. En tanto, la región patagónica se mantendrá con condiciones más invernales, con nevadas, lluvias intermitentes y viento, especialmente en zonas de montaña.
El jueves 7 podría arribar un nuevo frente frío, que avanzaría desde Mendoza y La Pampa hacia el centro del país, generando lluvias aisladas el viernes 8, especialmente en Córdoba, Buenos Aires y el Litoral. No obstante, esa situación todavía presenta incertidumbre y los pronósticos podrían ajustarse en los próximos días. El clima en agosto durante esta primera semana, entonces, da buenas señales.
Tendencia mensual: lluvias normales en zonas agrícolas
La proyección del clima en agosto a lo largo de todo el mes aporta tranquilidad al sector. De acuerdo con los modelos actuales, las zonas agrícolas clave donde se cultiva trigo y cebada recibirían lluvias dentro del promedio o apenas desviadas, sin afectar el desarrollo de los cultivos.

El mapa de tendencia mensual del clima en agosto muestra en verde las áreas con posibilidad de recibir precipitaciones levemente superiores a lo normal, como el este de Buenos Aires y Entre Ríos. En cambio, Córdoba recibiría apenas unos milímetros menos de lo habitual, un desvío menor que no compromete la humedad del suelo.
En resumen, no se anticipan déficits hídricos importantes para las principales zonas productivas, lo que permite encarar el período crítico del trigo con un perfil de humedad adecuado y expectativas de buen rendimiento.
La única región con una señal fuerte de sequía es la cordillera del sur de Mendoza, Neuquén y Río Negro, donde las precipitaciones serán mucho menores que el promedio. Sin embargo, esta área no es representativa para los cultivos de fina.

Buena siembra, buena humedad… ¿y las heladas?
La campaña de invierno 2024/25 viene mostrando signos de recuperación. El área sembrada con trigo aumentó un 9% respecto al año pasado, y el estado general de los cultivos es bueno. La humedad en el perfil y la implantación inicial favorecen la formación de un potencial de rendimiento elevado.
Sin embargo, además de la lluvia, hay un factor que el agro ya comenzó a seguir de cerca: la temperatura. Las heladas tardías en septiembre y octubre representan un riesgo potencial durante la etapa reproductiva del trigo. Aunque por ahora las temperaturas frías son normales para la época, los pronósticos de temperatura ganarán protagonismo en las próximas semanas. Una proyección que va más allá del clima en agosto.

Por el momento, el fenómeno de La Niña se desarrollaría recién hacia fin de año, por lo que no afectaría la campaña de invierno, aunque sí podría condicionar la siembra de los cultivos de verano.
El clima en agosto se presenta entonces como clave y, por ahora, prometedor. Si se confirman las condiciones previstas, el campo argentino podría encarar la segunda mitad de la campaña fina con bases sólidas y expectativas firmes. Mientras tanto, la vigilancia del clima sigue siendo esencial. Porque en el agro, el margen entre una buena cosecha y un revés siempre depende, en gran parte, del cielo.