Barrera sanitaria: en la Patagonia advierten que podría significar el abandono de campos

En un nuevo reclamo por la barrera sanitaria, Gobiernos provinciales, entidades rurales y empresas ganaderas de la Patagonia unieron sus voces en un contundente comunicado donde rechazan las resoluciones 180/25 y 186/25 del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), que proponen flexibilizar la histórica barrera sanitaria del Río Colorado. Aseguran que esta decisión podría tener consecuencias “innecesarias y potencialmente graves”, tanto desde el punto de vista sanitario como comercial, y advierten que podría empujar al abandono de los campos en una región donde producir ya implica enormes desafíos estructurales y geográficos.
La barrera sanitaria y un conflicto sin resolución aparente
La barrera sanitaria divide al país en dos zonas según su estatus frente a la fiebre aftosa: al norte, se vacuna; al sur, en la Patagonia, no. Este diferencial sanitario ha sido sostenido por décadas con estricto control sanitario y ha permitido el acceso a mercados de alto valor, como Japón, que solo compran carne proveniente de zonas libres sin vacunación.
El documento contra la medida de la barrera sanitaria, firmado por una extensa lista de organizaciones y gobiernos patagónicos, sostiene que modificar esta condición sin un análisis riguroso podría desestabilizar una de las pocas actividades económicas sustentables en la región: la ganadería ovina y bovina. “Significa un retroceso para quienes no vacunamos, debiendo asumir peligros innecesarios y potencialmente graves, tanto sanitarios como comerciales”, expresaron.

Además, los firmantes rechazan el argumento esgrimido por algunos funcionarios nacionales, quienes aseguraron que la flexibilización busca abaratar los precios de la carne en el sur del país. Según los productores patagónicos, esa visión no contempla las particularidades logísticas y estructurales de la región. “Estamos en una zona desfavorable, con costos extra del 20 al 40 %, y fletes que encarecen todos los productos. No es un problema de oferta”, argumentaron. A modo de ejemplo, explican que el 60 al 70 % de la carne consumida actualmente en la Patagonia proviene del norte del país, ingresando sin hueso, y se vende a precios similares a la producción local.
Uno de los puntos que más preocupa respecto a la barrera sanitaria es la posible pérdida del estatus sanitario diferencial, lo que pondría en jaque exportaciones claves. “Esto pondría en riesgo toda la incipiente exportación de bovinos y la histórica e importante exportación de ovinos, única en el país”, sostienen. En ese sentido, advierten que romper el esquema sanitario actual podría significar “el quiebre definitivo de las explotaciones ovinas patagónicas”.
La Patagonia representa un tercio del territorio argentino, pero apenas concentra el 4 % de los registros sanitarios (RENSPA) y el 5 % de la población. En este contexto, la ganadería cumple un rol clave en el arraigo poblacional y la soberanía territorial. Por eso, un eventual abandono de los campos no solo sería un golpe productivo, sino también estratégico.

El comunicado sobre la barrera sanitaria también incluye un apartado sobre la situación de Tierra del Fuego, una provincia con un estatus aún más exigente: libre de aftosa, brucelosis y tuberculosis bovina, todo sin vacunación. Cualquier modificación en las condiciones sanitarias pondría en riesgo el tránsito de hacienda en pie desde la isla al continente, ya que el traslado implica pasar por cuatro controles fronterizos y utilizar rutas y servicios chilenos.
Por todo esto, las organizaciones patagónicas pidieron al Gobierno nacional que consulte con los mercados internacionales antes de tomar decisiones que puedan impactar el comercio exterior, y reclamaron que el tema sea incluido dentro de una estrategia nacional para erradicar la fiebre aftosa. En línea con los avances de países vecinos como Brasil y Bolivia, proponen avanzar hacia un estatus unificado de Argentina como país libre de aftosa sin vacunación.
En palabras de los firmantes, “está en juego una decisión de Estado que puede significar un durísimo e irreparable golpe a la producción primaria patagónica. Es prudente entonces que, al resolver, no se causen perjuicios que rompan un esquema sanitario y comercial sostenido en el tiempo con excelentes resultados”.

La Patagonia, firme en defensa de su modelo de la barrera sanitaria, espera ahora que el Gobierno reconsidere su postura y derogue la resolución 180/25, antes del vencimiento de la suspensión dispuesta por la resolución 186/25. Mientras tanto, se ofrece a colaborar en un nuevo programa nacional que fortalezca la sanidad animal y posicione a Argentina como un país ganadero competitivo y libre de aftosa sin vacunación.