Alerta en La Pampa: más de 300.000 hectáreas en riesgo


La cuenca noreste de la provincia de La Pampa atraviesa una silenciosa pero creciente amenaza ambiental que compromete su futuro productivo: la salinización de los suelos. Investigadores del INTA alertan que más de 105.000 hectáreas ya se encuentran afectadas por este fenómeno, y que otras 200.000 podrían sumarse si no se toman medidas urgentes para frenar el ascenso freático, uno de los principales detonantes del problema.

Se trata de una región de la La Pampa caracterizada por su relieve extremadamente llano y la ausencia de drenaje superficial, condiciones que la vuelven especialmente vulnerable a la acumulación de sales en el perfil del suelo. Esta situación se agrava por las características geológicas locales, que dificultan el escurrimiento del agua y favorecen su ascenso hacia capas más superficiales, arrastrando sales disueltas que luego quedan retenidas tras la evaporación.

Según Pablo Vázquez, investigador del INTA Anguil y referente en el estudio de esta problemática, la degradación de los suelos responde tanto a factores naturales como a cambios provocados por el hombre. “En las últimas cuatro décadas, la reducción de cultivos de invierno y pasturas, junto con el aumento de áreas sin cobertura vegetal, incrementó la recarga hídrica y favoreció el proceso de salinización”, explicó.

La base del acuífero activo en esta región de La Pampa está compuesta por sedimentos arcillosos de origen marino, correspondientes a la formación geológica conocida como Cerro Azul. Por encima de ella, se asientan los sedimentos pampeanos —limos arenosos— que conforman el acuífero local. En aquellas zonas donde la profundidad de este acuífero disminuye drásticamente —de 150 metros a apenas 25 o 40 metros—, se produce una acumulación de agua subterránea que eleva el nivel freático y propicia la salinización.


La pampa

Acciones para revertir el proceso en La Pampa

Frente a este panorama en La Pampa, el INTA propone una serie de estrategias para mitigar el avance de la salinización. Una de las principales recomendaciones es la reimplantación de 60.000 hectáreas de pasturas perennes y 35.000 hectáreas de cortinas forestales en zonas estratégicas. Estas medidas, además de aportar cobertura vegetal, permitirían regular el comportamiento del nivel freático y estabilizar la recarga hídrica del sistema.

“En las áreas de recarga, como los aluviones o sectores medanosos, los niveles de salinidad del acuífero son significativamente menores. Por eso, es clave intervenir con prácticas de manejo sostenible que promuevan este tipo de equilibrios”, destacó Vázquez.

Otra herramienta clave es la incorporación de cultivos de cobertura adaptados a las necesidades hídricas de cada subcuenca. Según los investigadores, esta práctica contribuiría a mantener un balance hídrico más adecuado y a prevenir nuevos episodios de degradación del suelo.

La Pampa, siembra gruesa

El objetivo no es solamente detener el avance de la salinización, sino recuperar la funcionalidad productiva de una región central para la actividad agropecuaria del país. Para ello, se apunta a recuperar al menos el 50 % de la capacidad evapotranspirativa que tenía la región durante el período 1980-1990.

“La implementación de estas estrategias no solo busca mitigar los efectos actuales del proceso, sino también garantizar la productividad a largo plazo en una región clave para el agro argentino”, concluyó Vázquez.

La advertencia de los técnicos del INTA llega en un momento crucial para la planificación territorial de La Pampa. Con más de 300.000 hectáreas en riesgo, el desafío es doble: revertir un proceso que ya está en marcha y prevenir su expansión hacia nuevas áreas. En un contexto de cambio climático y presión sobre los recursos naturales, el manejo inteligente del agua y del suelo se vuelve indispensable para asegurar la sustentabilidad del campo argentino.