La zafra ovina 2024/25 creció en volumen y valor de exportación

Las exportaciones argentinas de lana registraron un fuerte crecimiento durante la zafra ovina 2024/25, consolidando al país como un actor relevante en el mercado internacional de este producto. Según datos oficiales, entre julio de 2024 y junio de 2025 se comercializaron 31.088 toneladas base sucia, lo que implica un incremento del 31,9% en relación con la campaña anterior. El salto no solo fue cuantitativo, sino también económico, ya que las ventas externas alcanzaron los 114,1 millones de dólares, una mejora interanual del 23,2%.
El informe fue elaborado por la Dirección Nacional de Producción Ganadera en base a estadísticas de INDEC y Senasa, y difundido por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca del Ministerio de Economía de la Nación. Desde el organismo remarcaron que estos resultados reflejan el “dinamismo del sector ovino y su aporte a la economía nacional”, en un contexto en el que la producción de lana mantiene un rol clave en las regiones patagónicas y del sur bonaerense, principales áreas productoras del país.
El peso de la lana en la economía regional
La zafra ovina argentina se ha consolidado históricamente como una de las actividades más representativas de la Patagonia. En provincias como Chubut, Santa Cruz, Río Negro, Tierra del Fuego y Neuquén, la lana no solo constituye una fuente central de ingresos, sino que también articula cadenas de valor que incluyen esquila, acopio, clasificación, transporte y comercialización. Este entramado genera empleo directo e indirecto y dinamiza economías locales que dependen en gran medida de la actividad ganadera.

El incremento en las exportaciones llega como un alivio luego de años de altibajos, en los que los precios internacionales fluctuaron y la demanda global mostró comportamientos erráticos. La tendencia actual, en cambio, indica una recuperación sostenida, especialmente en los segmentos de lana fina y superfina, muy demandados por la industria textil internacional.
Los principales destinos
Si bien la información oficial aún no detalla el desglose por país, la China continúa siendo el principal destino de la lana argentina, al concentrar gran parte de las importaciones globales de este insumo. También se destacan mercados europeos para la zafra ovina como Italia, Francia y Alemania, donde la lana es utilizada para confección de prendas de alta calidad. A estos destinos se suma India, que en los últimos años aumentó su participación como comprador.
El posicionamiento de la lana argentina responde, en parte, a su calidad reconocida en el exterior, especialmente la producida en la Patagonia, que se caracteriza por su fineza y pureza. Estos atributos permiten competir en segmentos premium, donde el valor agregado juega un rol determinante.

Un sector con desafíos
Pese a los buenos resultados de la campaña 2024/25, la zafra ovina enfrenta varios desafíos estructurales. La infraestructura productiva y logística en muchas regiones sigue siendo limitada, lo que encarece los costos de transporte y reduce la competitividad frente a otros países exportadores. Además, el cambio climático y los fenómenos de sequía o exceso de lluvias impactan de manera directa en la capacidad productiva de los campos.
Otro punto a atender es la necesidad de agregar valor a la zafra ovina dentro del país. Gran parte de la lana exportada se envía en estado “sucia” o con bajo nivel de procesamiento, lo que reduce las posibilidades de capturar márgenes más altos en la cadena textil. Impulsar la industria nacional para escalar hacia hilados, telas y confecciones permitiría multiplicar los beneficios económicos y laborales.

Créditos y apoyo oficial
Con el objetivo de acompañar este crecimiento, la Secretaría de Agricultura recordó que el Banco de la Nación Argentina dispone de líneas de crédito específicas para la zafra ovina. Estos instrumentos financieros están destinados a modernizar la infraestructura, invertir en maquinaria y mejorar la competitividad de los establecimientos.
El acceso al financiamiento para la zafra ovina se vuelve clave en un sector donde muchos productores son de pequeña y mediana escala, y donde la incorporación de tecnología puede marcar la diferencia en términos de productividad y calidad final.