Trump impulsa una investigación por manipulación de precios en la industria cárnica de Estados Unidos
El presidente Donald Trump ordenó al Departamento de Justicia (DOJ) investigar a las principales procesadoras de carne bovina del país ante sospechas de colusión y manipulación de precios. La decisión apunta a determinar si las grandes compañías del sector inflaron artificialmente los valores de la carne en los supermercados mientras mantenían deprimidos los pagos a los productores ganaderos.
El anuncio se realizó el viernes a través de Truth Social, donde Trump afirmó: “He pedido al Departamento de Justicia que inicie de inmediato una investigación sobre las empacadoras de carne que están elevando el precio de la carne de res mediante prácticas ilícitas y manipulación del mercado”.
La fiscal general Pam Bondi confirmó que la investigación estará a cargo del DOJ en conjunto con el Departamento de Agricultura (USDA). Aunque no se mencionaron nombres de manera oficial, fuentes del sector señalan que el foco recaerá sobre las principales firmas que controlan el negocio en Estados Unidos: Tyson Foods, Cargill, JBS USA y National Beef Packing Company, responsables de cerca del 85% del procesamiento de carne bovina en el país.

Productores perjudicados y precios en alza
La administración Trump argumenta que, mientras los precios minoristas de la carne de res se dispararon a niveles récord en 2025, los productores ganaderos no se beneficiaron de esas subas. “Los ganaderos están siendo perjudicados porque el valor del ganado no acompaña el aumento de los cortes que llegan a los consumidores”, señaló un comunicado de la Casa Blanca.
Los datos del USDA muestran que los precios de los cortes premium subieron más del 20% en los últimos doce meses, impulsados por sequías prolongadas que afectaron el tamaño de los rodeos y por el aumento en los costos del alimento para el engorde. En contraste, los precios pagados al productor permanecieron estables o incluso retrocedieron en algunas zonas del medio oeste, lo que generó reclamos en el sector rural.
En informes previos, tanto el USDA como la Comisión Federal de Comercio (FTC) habían advertido sobre el alto grado de concentración del mercado cárnico, donde cuatro compañías dominan la mayor parte de las operaciones. Según esos reportes, esta estructura reduce la competencia, limita las opciones de los productores y puede derivar en prácticas anticompetitivas.

Inflación alimentaria y tensiones políticas
La investigación impulsada por Trump se enmarca en un contexto de aumento del costo de vida en Estados Unidos. La carne de res figura entre los alimentos con mayores incrementos del año, y el impacto de la inflación alimentaria se ha convertido en uno de los principales focos de preocupación para la Casa Blanca.
El tema también expone tensiones con los grandes conglomerados agroindustriales, muchos de ellos de capital extranjero. JBS USA, por ejemplo, pertenece al grupo brasileño JBS S.A., uno de los mayores procesadores de carne del mundo. En ese sentido, la decisión de Trump busca mostrar una postura firme frente a las multinacionales que, según su administración, “abusan de su poder de mercado y perjudican al productor estadounidense”.
El mandatario, que busca reforzar su imagen de defensor del trabajador rural y del consumidor medio, habría recibido el respaldo de varias asociaciones de ganaderos que denuncian desde hace tiempo la falta de transparencia en la formación de precios dentro de la cadena cárnica.

Posibles efectos globales
Expertos señalan que una investigación de esta magnitud podría tener consecuencias internacionales, afectando el comercio mundial de carne y abriendo oportunidades para países exportadores como Brasil, Argentina y Australia, competidores directos de Estados Unidos.
Si el Departamento de Justicia confirma irregularidades, las compañías implicadas podrían enfrentar sanciones económicas y medidas regulatorias más estrictas. Además, la causa podría derivar en cambios estructurales en la industria cárnica estadounidense, con un impacto directo sobre la oferta y los precios globales del producto.
En síntesis, la decisión de Trump de impulsar una investigación sobre las empacadoras de carne marca un punto de inflexión en la relación entre el Gobierno y las grandes corporaciones alimentarias. En un contexto de inflación persistente y tensiones sociales por el costo de vida, el caso se perfila como una prueba de fuego para la administración, que busca equilibrar su discurso promercado con la defensa del productor nacional y del bolsillo de los consumidores.
