Trigo en la zona núcleo: reservas hídricas óptimas y rendimientos históricos


El trigo 2025/26 en la región núcleo atraviesa un momento sin precedentes en los últimos 16 años. Según la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario, el cereal llega a la etapa crítica de espigazón con un piso de rendimiento estimado en 40 quintales por hectárea, un nivel histórico que supera cualquier registro previo.

El escenario se explica principalmente por las reservas hídricas óptimas generadas durante el invierno y septiembre. Las lluvias acumuladas permiten que el cultivo llegue con suficiente agua en el perfil, lo que favorece tanto la espigazón como el llenado de granos, asegurando un potencial productivo elevado.

De acuerdo con el relevamiento de GEA, el 85% de los lotes de trigo se encuentra en condiciones excelentes a muy buenas, un 12% en buen estado y solo un 3% entre regular y malo. Comparado con campañas históricas como la 2017/18 y la 2021/22, este ciclo muestra una homogeneidad y solidez productiva inusuales, lo que entusiasma tanto a técnicos como a productores.

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Expectativas de rindes altos

Las proyecciones para distintas localidades reflejan el optimismo del sector. En Bigand, se estiman rendimientos de entre 50 y 65 qq/ha; en María Susana, los techos podrían alcanzar los 80 qq/ha; en Marcos Juárez, los promedios superarían los 45 qq/ha, con lotes de hasta 70; y en Carlos Pellegrini, el rendimiento mínimo esperado es de 40 a 50 qq/ha incluso si la cosecha se realizara hoy.

La presencia de espigas embuchadas y hojas bandera en gran parte de la región anticipa un potencial de rendimiento elevado del trigo, siempre que se mantengan las condiciones ambientales favorables.

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Desafíos sanitarios y climáticos

A pesar de la buena noticia, la campaña enfrenta desafíos que podrían condicionar los resultados finales. La roya y la mancha amarilla continúan activas, obligando a aplicaciones preventivas y curativas, mientras que el amarillamiento por lavado de nitrógeno afecta lotes con baja fertilización.

El avance de plagas, especialmente el complejo de chinches, presenta una presencia inusual en localidades como Bigand. Aunque todavía no causa daños generalizados, los técnicos advierten que su evolución debe ser monitoreada cuidadosamente.

Asimismo, el exceso de agua en sectores del noroeste bonaerense, como Junín, Lincoln, Los Toldos y 9 de Julio, provocó pérdidas de hasta el 50% de la superficie en algunos cuadros, y los lotes restantes permanecen bajo observación por las napas altas.

Otro riesgo latente para el trigo es la fusariosis en las etapas reproductivas, aunque las lluvias recientes fueron moderadas y la rápida evapotranspiración, junto con aplicaciones preventivas de fungicidas, ayuda a minimizar el peligro.

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Inversiones en manejo sanitario

Ante estos desafíos, los productores intensificaron las inversiones en manejo sanitario. En varias zonas se planifica la segunda aplicación de fungicidas, con el objetivo de sostener la sanidad de las espigas y evitar pérdidas de calidad durante el llenado de grano.

El trabajo sanitario se complementa con la vigilancia constante del estado de los lotes de trigo y la adaptación a las condiciones climáticas cambiantes, lo que refleja un alto grado de profesionalismo y planificación en la región núcleo.

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El protagonismo del clima

Septiembre cerró con lluvias superiores a la media histórica, con registros de 45 a 100 mm en la región núcleo y un promedio de 61 mm en las estaciones de la red GEA. Estos acumulados, aunque elevados, no alcanzaron los niveles extremos de agosto, lo que permitió mantener bajo control la saturación de suelos y conservar la salud del cultivo.

La combinación de reservas hídricas, homogeneidad de los lotes y expectativas de rindes altos genera entusiasmo, pero los técnicos insisten en que la campaña es “una carrera contra obstáculos”, donde cada semana puede modificar las proyecciones de cosecha.

El trigo 2025/26 tiene todo para marcar un récord histórico en la región núcleo, con potencial de superar las 7 millones de toneladas. Sin embargo, el verdadero desafío será mantener la sanidad, superar los riesgos climáticos y llegar a la cosecha sin contratiempos, especialmente en la última etapa del ciclo productivo.