Solarización, una técnica simple y económica para controlar malezas

Investigadores del INTA comprobaron la efectividad de la solarización, un método que aprovecha la energía solar para desinfectar el suelo y reducir el crecimiento de malezas. Los ensayos, realizados en el INTA Castelar, demostraron que esta práctica puede disminuir hasta un 50% la cobertura de malezas en los primeros cinco meses y favorecer el desarrollo de especies nativas, convirtiéndose en una alternativa sustentable y de bajo costo para el manejo de suelos agrícolas.
El estudio fue llevado adelante por especialistas del Instituto de Ingeniería Rural (IIR) y del Instituto de Floricultura (IF) del INTA, quienes destacan el potencial de esta técnica para mejorar la productividad y la salud del suelo sin recurrir a agroquímicos.
Una alternativa sustentable basada en la energía solar
La solarización consiste en cubrir el suelo previamente laboreado y con buena humedad con un plástico transparente, permitiendo el ingreso de los rayos solares. Este procedimiento eleva la temperatura del sustrato, eliminando semillas de malezas y microorganismos indeseables que afectan el crecimiento de los cultivos.

Según explicó Analía Puerta, investigadora del Instituto de Floricultura, el proceso “debe mantenerse entre 30 y 45 días durante el verano para lograr resultados óptimos, ya que es cuando la radiación solar es más intensa”. Durante ese período, el calor acumulado en el suelo genera una especie de “efecto invernadero” que provoca la muerte de patógenos, insectos y semillas de malezas, desinfectando el terreno de forma natural.
Esta técnica de solarización no es nueva, pero en los últimos años cobró relevancia como herramienta complementaria dentro de las estrategias de manejo agroecológico. Además de ser accesible, no requiere equipamiento costoso ni insumos químicos, lo que la convierte en una opción viable para pequeños y medianos productores.
Ensayos y resultados alentadores en Castelar
El equipo de investigación del INTA Castelar realizó ensayos comparativos con distintos tipos de plásticos: polietileno transparente, plástico de silo bolsa reutilizado y parcelas testigo sin cobertura.

De acuerdo con Genoveva Pignataro, del Instituto de Ingeniería Rural, los resultados fueron contundentes: “La solarización con plástico transparente fue la más eficaz. Después de cinco meses, la cobertura de malezas no superó el 50% de la superficie, mientras que en las parcelas testigo y con silo bolsa, el enmalezamiento alcanzó el 100 % en menos de dos meses”.
Los investigadores también observaron que las parcelas tratadas con esta técnica mostraron un mejor desarrollo de especies nativas, lo que sugiere que la solarización podría ser útil para restaurar suelos degradados o favorecer la biodiversidad vegetal en sistemas agrícolas y forestales.
Reutilización de plásticos y economía circular
Otro de los aspectos destacados del estudio fue la posibilidad de reutilizar plásticos agrícolas, como los provenientes de silos bolsa, para aplicar la técnica. Si bien su eficiencia fue menor respecto al polietileno transparente, los especialistas valoran el aporte ambiental que implica dar un nuevo uso a materiales que de otro modo se descartarían.
En ese sentido, Paula Leva, investigadora del Instituto de Floricultura, señaló que “la reutilización de plásticos aporta valor desde una mirada de economía circular, y el retraso en la emergencia de malezas permitió un mayor crecimiento de las especies nativas implantadas. Aunque debemos esperar los resultados de largo plazo, estos datos son alentadores y ofrecen un método simple y de bajo costo para favorecer la conservación de la biodiversidad en agroecosistemas”.

Un proyecto con mirada a largo plazo
El proyecto, iniciado en 2023, busca reducir la competencia entre malezas y plantas nativas, además de promover prácticas sostenibles de manejo de suelos. El equipo de investigación está integrado por Pignataro, Puerta, Leva, Leonardo Venturelli (IIR), Santiago Stancanelli y Marina Tornatore (IF), quienes continúan evaluando los efectos de la solarización a largo plazo y su potencial aplicación en distintos ambientes productivos del país.
Los especialistas del INTA coinciden en que la solarización representa un avance concreto hacia sistemas agrícolas más sostenibles, con menor impacto ambiental y mayores beneficios para la biodiversidad.
“Se trata de una herramienta que combina simplicidad, eficacia y bajo costo —destacaron desde el organismo—, y que puede adaptarse fácilmente a las condiciones de distintas regiones productivas del país”.