El Senasa habilita a Paraguay y Brasil a exportar insumos veterinarios 2025


En otro paso de su plan de desregulación comercial, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) amplió el listado de “países con estándares equivalentes” que pueden abastecer al mercado argentino de medicamentos, vacunas y reactivos de uso veterinario. La novedad —publicada este viernes en el Boletín Oficial— incorpora a los socios fundadores del Mercosur que habían quedado excluidos en la resolución de marzo, por lo que Paraguay y Brasil podrán volver a proveer, entre otros insumos, la codiciada vacuna contra la fiebre aftosa.

Qué cambia y por qué importa

Hasta la semana pasada, el esquema de “vía abreviada” para registrar productos veterinarios estaba limitado a 17 naciones de alto estándar sanitario (Estados Unidos, Japón, Canadá, países de la Unión Europea e Israel, entre otros). Con la modificación, ese número sube a 19 gracias a la inclusión de Paraguay y Brasil —los máximos productores regionales de vacunas antiaftosa— y se suma Uruguay, que ya figuraba en el texto original pero ahora lo hace explícito.

La resolución justifica el cambio en la necesidad de “dar mayor apertura y libertad” y alinear la normativa argentina con los acuerdos del Mercosur. En los considerandos, el organismo afirma que los servicios veterinarios de los nuevos incorporados “mantienen procedimientos y controles equivalentes” a los locales, de modo que no se compromete la bioseguridad.

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Más allá del origen de los productos, la medida consolida otra transformación clave: acortar los plazos de aprobación. El Senasa fija un plazo máximo de 90 días hábiles para que la Dirección Nacional de Sanidad Animal emita o rechace la autorización de ingreso, frente al proceso habitual que podía superar los 24 meses. Se trata, remarcaron fuentes oficiales, de un cambio “estructural” para un mercado que mueve 550 millones de dólares anuales y abastece a 53 millones de bovinos, 17 millones de porcinos, 200 millones de aves y la población canina y felina del país.

El centro de la escena de Senasa: la vacuna antiaftosa

Aunque la norma de Senasa alcanza a medicamentos, kits de diagnóstico y biológicos en general, el debate público se concentró en la vacuna contra la fiebre aftosa, obligatoria para todo el rodeo bovino del país. Según la Secretaría de Bioeconomía, una dosis cuesta hoy US$ 1,20 en veterinarias locales, contra US$ 0,37 en Paraguay y US$ 0,50 en Uruguay. El Gobierno confía en que la mayor competencia ayude a “equiparar precios” y, de paso, mitigue el impacto que la devaluación de diciembre tuvo sobre el costo de la sanidad animal.

Desde la industria local, sin embargo, advierten que comparar valores “sin contemplar fletes, frío y logística inversa para descarte de envases” puede inducir a error: “Del ex‑laboratorio a la tranquera, la diferencia no es tan amplia”, señalaron en una cámara sectorial que nuclea a laboratorios argentinos y multinacionales.

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Reacciones y dudas

El ministro de Economía, Luis Caputo, celebró la decisión de Senasa en redes sociales y aseguró que “promoverá el acceso a insumos de calidad a mejores precios”. En cambio, dirigentes rurales recibieron la noticia con matices: la Mesa de Enlace valoró “cualquier medida que incremente la oferta”, pero subrayó la importancia de mantener controles “rigurosos” para evitar ingresos clandestinos y posibles fallas de potencia en las vacunas.

“La aftosa es una enfermedad devastadora; bajar costos no puede implicar bajar estándares”, sostuvo Carlos Achetoni, presidente de la Federación Agraria. Desde Confederaciones Rurales Argentinas insistieron en que el Senasa “cuente con presupuesto suficiente” para fiscalizar lotes y plantas que envíen dosis al país.

Paso siguiente: licencias y auditorías

Para concretar la apertura, los laboratorios extranjeros deberán presentar la documentación técnica y someterse a una auditoría de buenas prácticas. Una vez obtenida la licencia, podrán importar partidas comerciales o fraccionarlas bajo maquila en el país. El Senasa adelantó que publicará en los próximos días un instructivo con los requisitos y el cronograma de implementación.

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Argentina consume cerca de 90 millones de dosis de aftosa por año, distribuidas en dos campañas (otoño y primavera). El negocio está concentrado en tres laboratorios nacionales y dos multinacionales que producen localmente. La entrada de vacunas paraguayas o brasileñas —fabricadas con la misma cepa O1 Campos— podría tensar la competencia y acelerar el debate sobre la posibilidad de avanzar, a mediano plazo, hacia el estatus de libre de aftosa sin vacunación en todo el país, objetivo que retoma fuerza en el Gobierno.

Por ahora, el oficialismo festeja la flexibilización del Senasa como un guiño al campo y un gesto de “apertura inteligente”. Las próximas licitaciones de entes sanitarios provinciales y sociedades rurales revelarán si la nueva regla se traduce en precios más bajos o si, como advierten algunos actores, la ola importadora choca contra la propia inercia del mercado.