Senasa 2025: Pablo Cortese renunció a su cargo como presidente


El presidente del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), Pablo Cortese, presentó su renuncia indeclinable en medio de un creciente conflicto entre laboratorios veterinarios por la importación y comercialización de vacunas contra la fiebre aftosa, en un nuevo capítulo de tensión institucional dentro del Gobierno.

Con 33 años de carrera técnica en el organismo sanitario, Pablo Cortese había asumido al frente del Senasa con la llegada de Javier Milei al poder en diciembre pasado. Su sorpresiva salida expone las presiones internas que generó la reciente política de desregulación en el sector de vacunas veterinarias, particularmente por la habilitación de productos procedentes de Brasil.

Pablo Cortese, un técnico que “se cansó”

Según informaron fuentes cercanas al ahora exfuncionario a La Nación, Pablo Cortese dejó su cargo “por razones personales”, pero en realidad la renuncia está directamente vinculada a las tensiones entre actores del sector privado y el propio interior del organismo. “Se cansó. Es un técnico, no un político”, resumieron las fuentes, en referencia a la falta de respaldo político frente a la polémica.

Cortese trabajaba en Senasa desde 1992, cuando inició su carrera como monitoreador de frutas cítricas. Había escalado dentro del organismo hasta alcanzar la presidencia, siendo reconocido por su perfil técnico y trayectoria dentro del sistema sanitario argentino.

Pablo Cortere, Senasa

El detonante: el conflicto por la vacuna brasileña

La gota que rebalsó el vaso fue el conflicto comercial desatado por el ingreso de 8.300 dosis de la vacuna “Ourovac Aftosa Biv”, elaborada por el laboratorio Ourofino de Brasil e importada por la firma Tecnovax SA. La decisión de Senasa de aprobar esta importación generó fuertes cuestionamientos por parte de Biogénesis Bagó, uno de los principales laboratorios argentinos que produce vacunas contra la fiebre aftosa.

A mediados de julio, Biogénesis Bagó envió una carta documento directamente a Cortese y, en paralelo, realizó un pedido formal de información al secretario de Bioeconomía, Sergio Iraeta, solicitando explicaciones sobre el proceso de aprobación del ingreso del producto brasileño.

Este episodio reflejó una fractura interna dentro del Gobierno: por un lado, el impulso desregulador que busca abrir el mercado a la competencia extranjera; por el otro, la defensa del sector industrial nacional, que denuncia competencia desleal y riesgos para el sistema sanitario

Senasa, Salta

La renuncia de Cortese pone de relieve la falta de claridad y respaldo institucional en una política altamente sensible. La vacuna contra la fiebre aftosa no es un insumo cualquiera: es una herramienta estratégica que sostiene el estatus sanitario del rodeo argentino y permite el acceso a mercados internacionales.

La disputa también tiene un trasfondo más amplio: la reconfiguración del modelo regulatorio en la era Milei, con énfasis en la liberalización de mercados y menor intervención del Estado. En este contexto, Cortese quedó en el centro de una pulseada entre intereses privados enfrentados y sin cobertura política.

Un futuro incierto en Senasa

Al cierre de esta edición, no se había designado oficialmente a su reemplazante. La renuncia de Cortese deja un vacío en un momento crítico para el Senasa, que no sólo regula la vacunación contra la aftosa, sino que además juega un papel clave en la fiscalización sanitaria, los protocolos de exportación y la relación con organismos internacionales.

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Mientras tanto, el sector agropecuario y la industria veterinaria seguirán atentos a la definición de la nueva conducción y al rumbo que adoptará el Gobierno frente a un tema sensible tanto desde lo sanitario como desde lo económico.

Con la renuncia de Cortese, el Gobierno pierde a un funcionario de perfil técnico y experiencia reconocida, en medio de una de las primeras crisis internas abiertas en el área agropecuaria. Una señal de alerta para una administración que intenta avanzar en reformas profundas sin desatender los costos institucionales.