FOEVA advirtió por “informalidad y evasión” en el sector vitivinícola tras los cambios en el INV


La Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines (FOEVA) volvió a encender las alarmas en la industria del vino. A través de un comunicado difundido este lunes, el gremio vitivinícola alertó sobre el impacto que tendrá la desregulación del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), señalando que los cambios impulsados por el Gobierno “ponen en riesgo la trazabilidad, la transparencia y la calidad del vino argentino”.

“Si el INV solo controla el vino embotellado, desaparece la trazabilidad”, sostuvo el sindicato, ratificando una postura crítica que ya había expresado semanas atrás ante la decisión oficial de reducir al mínimo la intervención del organismo.

Según FOEVA, la nueva normativa —especialmente la Resolución 37/2025— fue elaborada “sin comprender las tareas culturales del sector vitivinícola ni el impacto real en la cadena productiva”. La federación advirtió que la eliminación de inspecciones en viñedos, cosechas y bodegas debilita la formalidad laboral, un aspecto que consideran indispensable para garantizar condiciones dignas y prevenir abusos. Además, remarcaron que la medida “no es una simple modernización administrativa”, sino un retroceso en materia de control y seguridad alimentaria, en un sector que durante la pandemia fue incluso catalogado como actividad esencial.

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Qué cambia en el INV: controles reducidos y certificaciones optativas

El proceso de desregulación del INV implica modificaciones profundas. A partir de ahora, el organismo solo fiscalizará el producto final embotellado, dejando de lado controles integrales que históricamente acompañaron cada etapa de la cadena vitivinícola. Se eliminan, por ejemplo, las inspecciones presenciales en viñedos, cosecha, elaboración y fraccionamiento, lo que, según FOEVA, fragiliza el sistema de control y abre la puerta a prácticas informales difíciles de detectar una vez que el vino está en su versión final.

A esto se suma que la certificación de origen, añada y varietal deja de ser obligatoria, un cambio que impacta directamente en la transparencia del producto. “Esto compromete la validez del Convenio de Corresponsabilidad Gremial, que se basa en el registro preciso de quintales cosechados”, explicaron desde el sindicato, en referencia a un acuerdo clave para la registración laboral en el sector.

Otro punto sensible es la eliminación de la obligación de aprobar etiquetas y la decisión de no establecer un grado alcohólico mínimo anual, algo que siempre definía el INV y que marcaba estándares de calidad.

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Advertencias por los riesgos: trazabilidad, evasión y estándares en jaque

FOEVA enumeró una serie de posibles consecuencias que, desde su perspectiva, pueden afectar seriamente al sector vitivinícola si no se reconsideran los cambios. En primer lugar, recalcaron el riesgo de informalidad y evasión, ya que la falta de controles en la cosecha y en el movimiento de uva podría facilitar la subdeclaración de producción. “Sin controles sobre el volumen cosechado, se pierde un eslabón esencial para combatir la evasión y garantizar que las bodegas cumplan con las normativas laborales”, advirtió de acuerdo a Infocampo Daniel Romero, secretario de Prensa del gremio.

La pérdida de trazabilidad es otro punto crítico. “No sabremos cuánta uva se cosechó, cómo, dónde ni bajo qué condiciones laborales”, insistió FOEVA, remarcando que este aspecto es determinante no solo para el mercado interno sino también para los mercados internacionales, donde la trazabilidad es un requisito indispensable.

Además, el gremio alertó por una “posible caída en estándares de calidad y seguridad alimentaria”, ya que la falta de controles previos al embotellado dejaría aspectos clave del sector vitivinícola sujetos únicamente a la responsabilidad de cada empresa.

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Escenario incierto para la industria y reclamo a las autoridades

Para FOEVA, la reforma presentada como un avance hacia la modernización “abre la puerta a mayores niveles de informalidad y evasión”, afectando tanto a los trabajadores como a la imagen del vino argentino. El sindicato cuestionó que la desregulación se enfoque en agilizar trámites, pero sin controles complementarios que mantengan el equilibrio entre eficiencia y transparencia. “Se elimina justamente la lógica que protege a un alimento”, señalaron, recordando que el sector vitivinícola había defendido esa categoría durante la pandemia para sostener la actividad.

El gremio vitivinícola concluyó que la reducción de funciones del INV representa “una amenaza para la calidad del producto, para la formalidad laboral y para la competitividad internacional”, e instó al Gobierno a revisar los cambios para evitar un deterioro en uno de los sectores emblemáticos de las economías regionales.