El salario gana poder de compra: mejora del 12%, pero los productores sufren precios atrasados


El poder adquisitivo de los trabajadores argentinos mostró en junio de 2025 una recuperación del 12% en términos reales, de acuerdo con un informe elaborado por Coninagro y Data Miazzo. La mejora del salario, que se consolidó a lo largo del último año, permitió que los consumidores pudieran acceder con mayor holgura a productos básicos de la canasta alimentaria.

No obstante, el escenario no es uniforme. Mientras los asalariados registran un alivio en su bolsillo, distintos sectores productivos enfrentan un atraso en los precios percibidos por sus productos, lo que erosiona la rentabilidad y genera preocupación en las economías regionales.

Un repunte salarial por encima de la inflación

El informe destaca que los salarios registrados crecieron un 57,3% interanual entre junio de 2024 y junio de 2025, mientras que la inflación acumulada fue del 39,4%. Esa diferencia se tradujo en una mejora real del 12,8% del salario y una recuperación del 25,8% respecto del piso registrado en marzo de 2024, considerado el momento más crítico del poder de compra en los últimos años.

Desde Coninagro señalaron que “la mejora del poder adquisitivo del salario, más temprano que tarde, se está traduciendo en un incremento de la demanda y el consumo de alimentos, beneficiando a las economías regionales”.

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¿Cuánto rinde hoy el salario?

El informe ilustra con ejemplos concretos cómo impactó la recuperación del salario en el acceso a distintos alimentos de consumo cotidiano:

  • Aceite de girasol: el poder adquisitivo creció 41,9%, lo que equivale a 99 botellas adicionales de 1,5 litros. En marzo de 2024 el salario permitía comprar 237 botellas y en junio de 2025 la cifra ascendió a 336.
  • Yerba mate: mostró la mayor mejora, con un 82,3% más de poder de compra, lo que representa 293 paquetes adicionales de medio kilo. Se pasó de 356 paquetes a 650.
  • Leche: el salario alcanzó para un 60% más, es decir, 349 sachets adicionales de un litro. De 583 sachets se saltó a 933.
  • Asado: el incremento fue del 20,2%, con 22,5 kilos más disponibles. De 111 kilos posibles en marzo de 2024 se llegó a 134 en mayo de 2025.
  • Huevo: la mejora fue del 24%, equivalente a 70,5 medias docenas adicionales. De 293 se pasó a 364.
  • Pan: el poder adquisitivo creció 30%, con 94 kilos adicionales. De 319 kilos posibles se llegó a 413.

Estos datos reflejan cómo la recomposición salarial impacta directamente en la mesa de los argentinos, con un acceso mayor a productos básicos y populares.

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El lado oculto: productores en alerta

Sin embargo, la recuperación del salario y el consumo no necesariamente implica un beneficio para quienes producen esos alimentos. Coninagro alertó que los precios que reciben los productores no acompañaron la evolución de los salarios, lo que genera un desfasaje entre lo que paga el consumidor y lo que percibe la cadena primaria.

Algunos ejemplos del deterioro en los precios reales:

  • Cebolla: caída del 71,4%.
  • Tomate: baja del 56,2%.
  • Arroz: retroceso del 41,2%.
  • Papa: pérdida del 30,2%.
  • Yerba mate: descenso del 25,8%.
  • Vino: baja del 21,5%.

Este atraso en los valores pone en jaque a varias economías regionales que abastecen al mercado interno y que, en algunos casos, no logran cubrir los costos de producción.

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Un delicado equilibrio

La situación abre un dilema complejo: cómo sostener la recuperación del poder de compra sin comprometer la rentabilidad del sector productivo. Para los consumidores, los precios relativamente bajos suponen un alivio en la mesa diaria; para los productores, en cambio, significan dificultades crecientes y menor margen de inversión.

En este contexto, Coninagro advirtió que si el atraso de precios persiste, la producción podría reducirse en el mediano plazo, lo que derivaría en problemas de abastecimiento o aumentos repentinos en los valores al consumidor.

Por lo pronto, la recomposición del salario se traduce en más consumo, pero el desafío de fondo será lograr un equilibrio que beneficie tanto al bolsillo de los argentinos como a la sostenibilidad de quienes producen los alimentos.