El Gobierno impulsa el RIMI: incentivos para genética bovina y riego en pymes del agro
El Gobierno buscará avanzar en el Congreso con el proyecto de Ley de Promoción de Inversiones y Empleo, que será uno de los pilares legislativos de la nueva etapa que comenzará el 10 de diciembre, cuando asuma la nueva composición parlamentaria con mayor presencia oficialista. Dentro de esta iniciativa sobresale la creación del Régimen de Incentivo para Medianas Inversiones (RIMI), una herramienta que apunta a atraer capital para proyectos productivos, pero con una diferencia clave respecto de experiencias anteriores: esta vez, el sector agropecuario queda expresamente incluido.
Se trata de una novedad importante si se tiene en cuenta que el agro había quedado fuera del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), orientado mayormente a proyectos energéticos. Con el RIMI, se busca que pequeñas y medianas empresas también puedan acceder a beneficios fiscales y financieros para inversiones que impulsen la producción, el empleo y las exportaciones.
Ganadería y riego, dos ejes centrales del nuevo régimen
Entre los aspectos destacados, el proyecto menciona de manera explícita la compra de genética bovina y la adquisición de equipos de riego como inversiones productivas alcanzadas por los beneficios del RIMI. Es decir, la mejora genética en rodeos y la expansión de la superficie irrigada pasarán a considerarse prioridades estratégicas para la competitividad del país.
En el caso de la ganadería, el texto del RIMI señala que serán consideradas inversiones productivas la adquisición de toros y hembras de genética superior, incluyendo animales de pedigree o registrados bajo sistemas de control genealógico avalados por asociaciones de raza. Esto apunta directamente a elevar los estándares productivos y reforzar la trazabilidad, aspectos claves para acceder a mercados internacionales de mayor valor.
Por otro lado, la posibilidad de incorporar sistemas de riego, tecnologías de eficiencia hídrica y mallas antigranizo quedará habilitada sin importar el monto de la inversión, lo que implica un incentivo directo incluso para pequeños productores. Se trata de un punto sensible en un contexto climático cada vez más incierto, donde la disponibilidad de agua es uno de los factores limitantes del crecimiento agrícola.
Quiénes podrán acceder
El proyecto establece diferentes montos mínimos de inversión según la escala empresaria:
- Microempresas: desde USD 150.000
- Pequeñas empresas: desde USD 600.000
- Medianas tramo 1: desde USD 3,5 millones
- Medianas tramo 2: desde USD 9 millones
- Grandes empresas: desde USD 30 millones
Además, el Poder Ejecutivo podrá fijar condiciones específicas por sector productivo, con el objetivo de orientar el financiamiento hacia segmentos estratégicos para el desarrollo económico y regional.
Alivio impositivo para el sector
El proyecto que incluye al RIMI incorpora beneficios fiscales dirigidos especialmente a la ganadería y al riego. Entre ellos, se propone que establecimientos de invernada y feedlot puedan optar por nuevos métodos de valuación de existencias bovinas, lo que permitiría mejorar la previsibilidad impositiva y reducir distorsiones en los costos.
Asimismo, con el RIMI se establece una reducción al 10,5% del IVA para la energía eléctrica utilizada en sistemas de riego destinados a la producción agroindustrial. Este punto podría impactar de manera directa en los costos operativos, un reclamo histórico de los productores que dependen de bombeo y sistemas presurizados.
El texto también contempla la exención de derechos de exportación para las pymes industriales que logren incrementar su volumen exportador respecto del año anterior. Esto podría favorecer, por ejemplo, a la industria de maquinaria agrícola, uno de los sectores más dinámicos del interior productivo.
Un mensaje político y productivo
Con el RIMI, el Gobierno busca enviar una señal clara: el agro vuelve a ser considerado como motor de inversión y desarrollo, no solo como generador de divisas. La incorporación de incentivos específicos para genética, riego y eficiencia productiva podría convertirse en un estímulo para modernizar estructuras productivas que hoy enfrentan limitaciones financieras y climáticas.
