Retenciones: Entre Ríos perdió USD 446 millones en la última campaña

La Bolsa de Cereales de Entre Ríos encendió la alarma por las retenciones: según su estimación, en la última campaña agrícola los productores de la provincia dejaron de percibir 446 millones de dólares como consecuencia de los derechos de exportación (DEX) aplicados por el Estado Nacional. El informe, elaborado tras el cierre de la cosecha gruesa, vuelve a poner en agenda el impacto fiscal de las retenciones en las economías regionales y en la capacidad de inversión del sector agropecuario.
A pesar de que el Gobierno Nacional redujo temporalmente las alícuotas para algunos cultivos, el resultado fue contundente: buena parte del ingreso que debería haber llegado a los productores tuvo otro destino. “Estos fondos, que podrían haber sido reinvertidos en modernización, compra de maquinaria o mejoras tecnológicas, terminaron en manos del Estado, sin una devolución proporcional en términos de servicios o infraestructura para el sector”, señalaron desde la entidad.
Retenciones: un impuesto no coparticipable y con efectos estructurales
Uno de los puntos más críticos del informe radica en la naturaleza no coparticipable de los DEX. Esto significa que los recursos generados no son redistribuidos a las provincias ni a los municipios, lo que implica que Entre Ríos —al igual que otras regiones productivas— no recibe una porción equivalente a lo que aporta.

Según los técnicos de la Bolsa, esta transferencia constante de ingresos debilita al entramado productivo local. “El productor entrerriano termina recibiendo un precio sensiblemente inferior al internacional por su producción, aún si no exporta directamente, ya que el precio interno se alinea al mercado externo descontando las retenciones”, explicaron.
En números, el promedio de ingresos no percibidos por los productores entrerrianos en los últimos 15 años asciende a USD 466 millones por campaña. En total, se estima que el agro provincial ha cedido alrededor de USD 6.994 millones en ese período. A modo ilustrativo, este monto equivale a unos 3.700 tractores de entre 101 y 200 hp, más de 1.500 galpones avícolas o 479.000 vaquillonas preñadas, según distintos indicadores del INDEC, ROSGAN y relevamientos sectoriales.

Soja: la estrella productiva también pierde
Para la campaña 2025/26, se proyecta una cosecha de soja récord en Entre Ríos, la mayor en diez años. Sin embargo, si los rendimientos se mantienen dentro del promedio de las últimas cinco campañas, se espera que los productores pierdan otros USD 371 millones por efecto de las retenciones.
En el caso del trigo y la cebada, la situación es algo más alentadora. Gracias a la prórroga decretada por el gobierno de Javier Milei, que extendió hasta marzo de 2026 la alícuota reducida del 9,5% para estos cultivos, los productores podrían mejorar sus ingresos en unos USD 12 millones. No obstante, este impacto positivo resulta marginal en comparación con las pérdidas generales.

El efecto en el territorio
Desde la Bolsa de Cereales de Entre Ríos no solo se limitaron a cuantificar la pérdida, sino que también analizaron sus consecuencias estructurales. “Estos recursos podrían destinarse a mejorar la eficiencia y la sustentabilidad del sistema productivo, impulsar el agregado de valor, fortalecer cadenas agroindustriales y generar empleo local”, remarcaron.
Además, señalaron que un agro con mayor capacidad de inversión tendría efectos positivos indirectos sobre las finanzas provinciales y municipales. “Un entramado productivo más robusto permitiría a los gobiernos locales planificar obras clave, como caminos rurales o infraestructura básica, que son fundamentales para reducir costos logísticos y garantizar el acceso fluido a los mercados”, sostuvieron.

Finalmente, advirtieron sobre el impacto social: “Sin una política de desarrollo territorial sólida, muchos jóvenes del interior se ven forzados a migrar a las ciudades en busca de oportunidades que podrían generarse en su propia comunidad si el agro tuviera margen de reinversión”.
El informe concluye con un llamado a repensar el esquema tributario del agro. En una provincia donde el campo representa un motor económico clave, la pérdida anual de casi USD 500 millones se traduce en menos maquinaria, menor innovación, y un freno a la competitividad en el largo plazo.