Retenciones 2025: crece el malestar del campo por la marcha atrás de la baja

La decisión del Gobierno nacional de no prorrogar la baja de retenciones para productos clave como la soja y el maíz generó una fuerte reacción en el sector agropecuario. Mientras se confirmó la extensión del beneficio solo para el trigo y la cebada, desde Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) advirtieron que la medida agrava una situación ya delicada, en un contexto de precios internacionales en retroceso, costos internos elevados y fuerte presión impositiva.
“Esperábamos que se mantuviera la medida por el contexto actual. Con precios internacionales en baja, altos costos internos y fuerte presión impositiva, esto de las retenciones agrava aún más la situación”, afirmó Carlos Castagnani, presidente de CRA, en declaraciones radiales a Rivadavia AM 630.
La postura respecto a las retenciones refleja el creciente malestar en el agro, particularmente entre los productores de soja y maíz, que ven cómo se pierde una de las pocas herramientas de alivio fiscal que el Ejecutivo había dispuesto de manera transitoria. La exclusión de estos cultivos, los más representativos en términos de volumen y exportaciones, encendió las alarmas.

Una rentabilidad cada vez más comprometida por las retenciones
Desde CRA aseguran que la rentabilidad ya es nula en muchos casos, y directamente negativa para algunos productores, sobre todo en regiones alejadas de los puertos. “La rentabilidad es de quebranto para quienes están lejos de los grandes centros de comercialización. Los fletes, insumos y el tipo de cambio hacen inviable muchas explotaciones”, detalló Castagnani.
El dirigente también hizo referencia al contraste con lo que ocurre en otros países de la región. “En Brasil, Paraguay y Uruguay los productores operan con menores cargas impositivas de retenciones y reglas más estables. Esto nos resta competitividad. Si no corregimos, vamos a seguir perdiendo terreno en los mercados internacionales”.

Trigo y cebada: señales positivas, pero insuficientes
En paralelo, el Gobierno optó por mantener la baja de retenciones para el trigo y la cebada, lo cual fue bien recibido por parte del sector, pero no alcanza para calmar los ánimos. “Con trigo y cebada, ya se ve un mayor entusiasmo para sembrar. Todo lo que no se va en impuestos, el productor lo reinvierte en tecnología y fertilizantes. Pero se necesitan políticas que incluyan a toda la producción”, remarcó Castagnani.
La diferenciación en el tratamiento de cultivos no solo genera desigualdad, sino que también impacta en las decisiones de siembra. En un escenario de incertidumbre climática y económica, cada punto de retención puede ser decisivo para sembrar o no.

Relación con el Gobierno: cordial, pero con reclamos
Pese al descontento por las retenciones, el presidente de CRA aclaró que la relación institucional con el Ejecutivo se mantiene: “La relación es buena. Hay diálogo frecuente. Pero, por supuesto, tenemos diferencias y se las hacemos saber. Esta medida era clave para sostener al productor”.
El agro ha sido uno de los sectores que más ha reclamado previsibilidad y reglas claras. Desde CRA aseguran que los productores no piden subsidios, sino condiciones estables y una presión fiscal razonable para poder planificar e invertir.
Una advertencia sobre el futuro
Castagnani concluyó con una advertencia sobre el impacto a corto y mediano plazo de esta decisión. “El productor necesita certezas, porque está invirtiendo a riesgo. La marcha atrás con esta medida es una mala señal”, enfatizó.

El campo había comenzado a mostrar signos de recuperación tras años de políticas restrictivas. Sin embargo, las dudas sobre el rumbo económico, sumadas a decisiones como esta, vuelven a poner en pausa ese impulso. Las entidades rurales analizan los pasos a seguir y no se descartan nuevas reuniones con funcionarios en busca de respuestas.
En un país donde el agro es motor clave de las exportaciones, la necesidad de equilibrar cuentas fiscales sin asfixiar a la producción vuelve a estar en el centro del debate.