Retenciones 2025: el campo alza la voz y exige al Gobierno que cumpla con su promesa

A menos de una semana del vencimiento del esquema transitorio de reducción de retenciones, el sector agropecuario se moviliza en bloque para reclamar la continuidad del beneficio. El próximo 30 de junio es la fecha límite que puso el Gobierno para revertir parcialmente una medida que, desde fines de enero, alivió la carga fiscal sobre los principales cultivos: soja, maíz, trigo, sorgo, cebada y girasol.
La eliminación progresiva de los derechos de exportación (DEX) fue una de las promesas centrales de la campaña presidencial de Javier Milei, quien definió este tributo como “un robo”. Sin embargo, el actual escenario indica un giro en la política fiscal: solo se prorrogó la rebaja para trigo y cebada hasta marzo de 2026, mientras que para soja y maíz el retorno a las alícuotas originales —33% en soja y 12% en maíz— se mantiene firme.
Ante este panorama, el agro respondió con una ola de comunicados críticos, que van desde las bases rurales hasta las cúpulas de la Mesa de Enlace. Las entidades coinciden en que el fin del beneficio llega en el peor momento posible: con precios internacionales en baja, costos internos en alza, márgenes de rentabilidad casi nulos y la campaña 2025/26 a la vuelta de la esquina.
CRA: “Consecuencias regresivas para toda la cadena”
Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) fue una de las primeras entidades nacionales en marcar su disconformidad. En un duro comunicado, señaló que restablecer los DEX “en un contexto productivo extremadamente adverso” agravará la crisis del sector.

“Las retenciones no generan los ingresos esperados y provocan consecuencias regresivas para toda la cadena agroindustrial”, alertaron. Enumeraron los efectos más perjudiciales: caída de la inversión, menor producción, pérdida de empleos y, paradójicamente, también una menor recaudación fiscal.
CRA pidió al Ejecutivo “una revisión urgente” de la política impositiva, y ofreció su predisposición para entablar un diálogo constructivo entre el sector público y privado.

Coninagro: “Preocupación y desigualdad”
La Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) también se sumó a los reclamos. Advirtió que finalizar la rebaja “genera suma preocupación y desigualdad en todo el campo”, especialmente porque afecta procesos productivos aún en curso.
“Venimos recalculando inversiones y costos en un contexto de incertidumbre. El agro necesita reglas claras y duraderas”, dijo su presidente, Lucas Magnano. Coninagro Córdoba, por su parte, fue aún más enfática: “No se puede hablar de libertad si el campo sigue siendo el único sector obligado a pagar por exportar”.
CARBAP: “El robo institucionalizado que nunca termina”
Desde Buenos Aires y La Pampa, la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) lanzó uno de los comunicados más duros. Calificó a las retenciones como “un robo institucionalizado que nunca termina” y consideró que aumentar nuevamente las alícuotas sería “regresivo y desacertado”.
También recordó que fue el propio presidente Milei quien prometió su eliminación. “En pos de esa esperanza, instamos al Gobierno a honrar los compromisos asumidos”, concluyó.

CARTEZ: “Volver al fracaso no es la solución”
La Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (CARTEZ) alertó sobre el impacto del aumento impositivo en el interior productivo. “El Gobierno se apropia de la producción agrícola mientras pregona libertad”, denunció, y pidió no castigar más a un sector que sostiene a las economías regionales.
SRA y la voz del interior
Si bien la conducción nacional de la Sociedad Rural Argentina aún no se pronunció formalmente, sí lo hizo el Distrito 4 (Córdoba), que criticó el “exiguo y mediocre alivio fiscal” que representó la rebaja transitoria. Denunció el impacto de las retenciones en la competitividad del agro y advirtió: “No hay más margen para medidas discrecionales de corto alcance”.

El escenario está planteado: mientras el Gobierno intenta sostener el equilibrio fiscal, el campo exige medidas de fondo y previsibilidad. Las decisiones que se tomen esta semana marcarán el rumbo de la campaña agrícola 2025/26. Y en ese camino, el reclamo es unánime: sin rentabilidad, no hay inversión, y sin inversión, no hay futuro para el motor productivo del país.