Racing volvió a vencer a Vélez y regresó a las semifinales de la Copa Libertadores tras 28 años

Racing dio un paso histórico en la noche de Avellaneda. El equipo de Gustavo Costas derrotó nuevamente a Vélez y se metió entre los cuatro mejores de la Copa Libertadores, una instancia que no alcanzaba desde 1997. Con un planteo táctico sólido y un dominio abrumador durante gran parte del encuentro, La Academia se impuso en el global y celebró junto a su gente un triunfo que quedará en la memoria.
Una estrategia clara y efectiva
Desde el inicio quedó en evidencia la idea de Costas. Racing se paró con una línea de cuatro mediocampistas, más Sosa como respaldo, y se desplegó bien ancho por las bandas para presionar la salida rival. La defensa se mostró atenta para achicar espacios frente a los tres delanteros que Guillermo Barros Schelotto puso en cancha. El plan resultó tan sofocante que Vélez apenas pudo cruzar la mitad de cancha en el primer tiempo.
Cada recuperación académica derivaba en ataques rápidos. Conechny por izquierda, Mura por derecha y Maravilla Martínez como referencia de área fueron protagonistas de una presión asfixiante. Racing saltaba líneas con decisión y metía al Fortín contra su propio arquero. El rival, en cambio, careció de un volante más que le permitiera equilibrar la lucha en el medio. Para Guillermo, sacrificar a los atacantes más ligeros era casi imposible, pero esa decisión lo dejó en inferioridad numérica y obligado a resistir.

Marchiori, figura clave
Si el resultado no se abrió antes fue por el arquero velezano. Tomás Marchiori sostuvo con grandes intervenciones las ilusiones del Fortín: desvió un zurdazo de Almendra con un manotazo espectacular, salvó dos cabezazos de Solari y Pardo y tapó varias llegadas claras. Racing generó una verdadera goleada sin goles en el primer tiempo, pero falló en la definición.
La sensación era de dominio absoluto, pero la falta de eficacia mantenía con vida a Vélez. El local se fue al descanso con la frustración de haber hecho todo bien menos el gol. Solari al palo, un mano a mano desperdiciado, otro remate de Almendra afuera y un cabezazo desviado de Conechny fueron las postales de esa primera etapa.
Reacción parcial del Fortín
En el complemento, Barros Schelotto ajustó piezas y adelantó al equipo en el campo. Sin modificar nombres, logró que Vélez disputara más la pelota en el medio y buscara lastimar por los costados. Racing, en cambio, pagó el esfuerzo de la primera parte y se replegó unos metros.
Así, el visitante tuvo sus únicas aproximaciones claras. Santos contó con dos chances que no pudo concretar, mientras que Racing amenazaba de contra con la velocidad de Maravilla, quien estuvo cerca de marcar pero volvió a encontrarse con un inspirado Marchiori.
El partido entró en una zona de suspenso. Primero fue la volea de Machuca que casi se le escurre a Cambeses, en una jugada que recordó al gol anulado a Vélez en la ida. Luego, un cabezazo de Sosa que pegó en el palo. El dramatismo crecía con cada minuto, porque La Academia no lograba liquidar y el Fortín, con orgullo, se mantenía en pie.

El gol que selló la clasificación
La recompensa llegó en el tramo final. Rojas desbordó por la izquierda y envió un centro preciso para la arremetida de Solari, una de las figuras de la noche. El estadio estalló con el tanto que aseguró el pase a semifinales y desató un festejo inolvidable. Costas celebró abrazado a sus jugadores y se fundió en comunión con la hinchada, consciente de la magnitud del logro.
Racing volvió a estar entre los cuatro mejores de la Copa Libertadores después de 28 años. La última vez había sido en 1997, cuando alcanzó la semifinal ante Sporting Cristal. Ahora, el equipo de Costas espera rival: el ganador de la serie entre Estudiantes y Flamengo, que se definirá en La Plata tras el 2-1 a favor de los brasileños en la ida.