Récord en el Alto Valle: la cosecha de peras y manzanas superó las 1,18 millones de toneladas
El Alto Valle de Río Negro y Neuquén alcanzó en 2025 una de las cifras más altas de la última década en la producción de peras y manzanas. La cosecha superó los 1,18 millones de toneladas al corte de agosto, lo que representa un crecimiento del 9% respecto a 2024 y del 7% en comparación con el promedio del quinquenio 2020-2024, según datos oficiales del Senasa y de la Secretaría de Fruticultura de Río Negro (SEFRN).
El resultado marca un hito histórico para la fruticultura argentina, en una región que es considerada el motor de la producción de peras y manzanas a nivel nacional. Con condiciones climáticas favorables, avances tecnológicos y una demanda externa sostenida, la campaña 2025 se perfila como una de las más sólidas en términos de volumen y proyección de mercado.
Las peras, protagonistas indiscutidas
Con 661.200 toneladas cosechadas, las peras se consolidaron como las protagonistas de la temporada, representando el 56% del total. De ese volumen, 294.500 toneladas se destinaron a la exportación, lo que confirma el fuerte perfil internacional de esta fruta. Europa, Estados Unidos y Brasil se mantienen como principales destinos, aunque con un incipiente proceso de diversificación hacia nuevos mercados.
La industria también tuvo un papel destacado, absorbiendo 210.600 toneladas, el nivel más alto de la última década. En tanto, 78.200 toneladas quedaron en stock en cámaras frigoríficas y 77.900 se orientaron al mercado interno, donde el consumo mantiene estabilidad.
Según los especialistas, el crecimiento sostenido de la pera responde tanto a la firmeza de la demanda internacional como a la capacidad del sector para colocar en la industria aquella fruta que no reúne las condiciones de calidad para exportación o consumo en fresco.
La manzana busca reposicionarse
La producción de manzanas totalizó 526.100 toneladas, equivalente al 44% del total cosechado. Del volumen alcanzado, 187.300 toneladas se destinaron a la industria, 160.100 al mercado interno, 68.400 a la exportación y 113.900 permanecen en stock.
La manzana mantiene un perfil más oscilante que la pera. Tras un pico de 566.200 toneladas en 2020 y un piso de 521.100 en 2022, la actual campaña mostró un repunte del 15% respecto de 2024, aunque todavía se ubica por debajo de los registros más altos.
Para los expertos, el gran desafío de la manzana radica en recuperar su protagonismo en el consumo fresco, en un escenario en el que compite con otras frutas de estación. Mientras tanto, la industria actúa como sostén, aunque con retornos económicos más bajos.
Factores que explican el récord
El éxito de la campaña 2025 en peras y manzanas se explica por una combinación de factores. Las condiciones climáticas resultaron favorables, con baja incidencia de heladas tardías y granizo, fenómenos que en años anteriores habían golpeado fuerte a los productores.
A esto se sumaron avances tecnológicos en sistemas de riego presurizado, poda mecanizada y protección contra inclemencias climáticas, que permitieron mejorar la calidad y aumentar los rendimientos de peras y manzanas. Paralelamente, la demanda externa de peras se mantuvo firme, mientras que el consumo interno de manzanas mostró cierta recuperación, sosteniendo los precios.
El desafío de la rentabilidad
Aunque los números de producción de peras y manzanas son alentadores, los productores advierten que el verdadero reto será transformar los volúmenes récord en rentabilidad efectiva. Los costos de producción, la carga impositiva y las dificultades logísticas para exportar siguen siendo factores que condicionan la competitividad del sector.
“Estamos frente a una de las mejores cosechas de peras y manzanas de los últimos diez años, pero necesitamos que estos resultados también se reflejen en la rentabilidad del productor”, señaló un dirigente frutícola de Río Negro, quien destacó la importancia de sostener políticas públicas de apoyo al sector.
La campaña 2025 de peras y manzanas quedará en la historia como una de las más productivas, consolidando al Alto Valle de Río Negro y Neuquén como el corazón frutícola del país. Con peras que refuerzan su perfil exportador y manzanas que buscan reposicionarse, la región sostiene una tradición productiva que ya supera el siglo de historia y se proyecta hacia el futuro como un pilar de la fruticultura argentina.
