Paro de colectivos: horas clave para evitar una nueva paralización de la UTA

¿Qué pasará con el paro de colectivos? La tensión entre la Unión Tranviarios Automotor (UTA) y las cámaras empresariales del transporte público llegó a un punto crítico. Si no se alcanza un acuerdo en las próximas horas, más de 300 líneas de colectivos podrían dejar de circular en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) este lunes 6 de mayo, afectando a millones de usuarios que dependen del transporte público para sus actividades diarias.
El conflicto se originó en el marco de las negociaciones paritarias, donde el gremio exige una actualización del salario básico de los choferes, que actualmente ronda los 1.200.000 pesos, para elevarlo a 1.700.000 pesos. La falta de avances concretos en las últimas reuniones generó malestar en la UTA, que anunció un paro de 24 horas si no se presenta una propuesta superadora.
Reclamos salariales y rechazo a las ofertas empresariales
Durante las últimas semanas, las conversaciones entre las partes no lograron avances significativos. Las cámaras empresariales ofrecieron un aumento salarial escalonado inferior al 6% mensual para los meses de febrero a junio. La propuesta incluía además sumas no remunerativas de 40.000, 50.000 y 70.000 pesos a pagarse entre mayo y julio. Sin embargo, la UTA rechazó la oferta por considerarla insuficiente y “una falta de respeto” hacia los trabajadores del sector.

“El incremento propuesto no llega ni al 1% mensual y es un ataque a la dignidad de los choferes”, afirmaron desde el sindicato a través de un comunicado. Desde la UTA, el secretario gremial Gabriel Gusso dejó claro que, sin cambios sustanciales, el paro se llevará a cabo.
El conflicto se intensificó con el reciente cambio en la Secretaría de Transporte, donde Luis Pierrini asumió en lugar de Franco Mogetta. Pierrini, empresario del rubro asegurador sin experiencia previa en el ámbito del transporte, quedó al frente de una negociación clave en un contexto marcado por la tensión.
El nuevo secretario deberá intentar una mediación efectiva entre las cámaras y el gremio, aunque desde ambos sectores reina el escepticismo. La convocatoria a una nueva reunión para el lunes 5 de mayo representa la última oportunidad para evitar la medida de fuerza, pero la posibilidad de acuerdo parece cada vez más lejana.

Otro punto que agrava la situación es el estancamiento tarifario. Según la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA), más de la mitad de las líneas del AMBA operan con tarifas congeladas desde hace ocho meses, lo que desfinancia al sistema y genera tensiones constantes con el Gobierno nacional.
En este marco, las empresas reclaman una actualización de tarifas o una ampliación de subsidios que les permita hacer frente a los compromisos salariales. Se estima que el sistema de transporte público depende actualmente de 87.000 millones de pesos en subsidios estatales, lo que genera un fuerte debate sobre el sostenimiento financiero del sector.
El impacto de un paro de colectivos total de la UTA
De concretarse la medida de fuerza, más de 300 líneas dejarán de funcionar, incluyendo algunas de las más utilizadas del AMBA, como las líneas 1, 2, 10 y 12, entre muchas otras. El impacto sería inmediato: millones de personas se verían forzadas a buscar alternativas de transporte, muchas veces más costosas, más lentas o directamente inaccesibles.
Desde el Gobierno, el jefe de Gabinete Guillermo Francos expresó su intención de evitar el paro, e instó a la UTA a considerar el nuevo escenario como una oportunidad para alcanzar un entendimiento. Sin embargo, la falta de avances concretos y el agotamiento de la conciliación obligatoria anterior colocan a las partes al borde de un paro inminente.
En definitiva, las próximas horas serán decisivas para definir si el AMBA enfrenta una nueva jornada sin colectivos, en un contexto de crisis económica y creciente malestar social. Si no hay acuerdo, la medida de fuerza pondrá en evidencia una vez más las debilidades estructurales del sistema de transporte público argentino, atrapado entre los reclamos sindicales, los ajustes presupuestarios y la falta de políticas de largo plazo.