Nuevas variedades de trigo: el INTA impulsa cultivares para este 2025


El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) puso el fico en el trigo y continúa consolidando su rol protagónico en el desarrollo de cultivos estratégicos para la economía argentina. Esta vez, lo hace con un nuevo avance en el mejoramiento genético del trigo, un cereal clave tanto para el mercado interno como para las exportaciones. A través de su Programa Nacional de Mejoramiento Genético de Trigo Pan, el INTA presentó nuevas variedades con altos niveles de rendimiento, calidad comercial y resistencia a enfermedades, lo que promete un impacto positivo en la cadena agroindustrial del país.

El INTA sigue desarrollando nuevas variedades de trigo

El desarrollo de estas variedades es el resultado de un trabajo articulado entre distintas estaciones experimentales del INTA y laboratorios especializados en biología molecular, calidad, patología vegetal y análisis estadístico. A este esfuerzo se suma una alianza estratégica con la empresa Louis Dreyfus Company (LDC), que desde hace una década comercializa estas semillas bajo la marca Macro Seed. Fruto de esta articulación ya se han generado 22 variedades, a las que ahora se suman tres más: MS INTA MDA Bonaerense 324, MS INTA MDA Bonaerense 423 y MS INTA 924. Además, se anunciaron dos nuevos cultivares en proceso de inscripción que estarán disponibles hacia 2027: MS INTA MDA Bonaerense 526 y MS INTA MDA Bonaerense 625.

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Para el investigador Guillermo Donaire, referente del programa en INTA Marcos Juárez, el éxito de estas innovaciones radica en dos pilares: las mejoras agronómicas concretas que ofrecen las nuevas variedades y la disponibilidad oportuna de semilla de calidad para que los productores puedan adoptarlas rápidamente. “Desde el INTA reafirmamos nuestro compromiso con la innovación agrícola, ofreciendo variedades más eficientes y competitivas en el mercado global”, sostuvo Donaire.

Las nuevas variedades presentadas cuentan con perfiles agronómicos diferenciados. Por ejemplo, MS INTA MDA Bonaerense 324 es de ciclo largo-intermedio, con alto potencial de rendimiento y excelente sanidad foliar. Pertenece al grupo de calidad 3, con buen peso de mil granos y peso hectolítrico. En tanto, MS INTA MDA Bonaerense 423 también es de ciclo largo-intermedio, pero se destaca por su calidad industrial y comercial, perteneciendo al grupo de calidad 1 y mostrando muy buen comportamiento frente a royas. Por su parte, MS INTA 924, de ciclo corto, ofrece altísimo potencial de rendimiento con excelente sanidad y calidad comercial, aunque pertenece al grupo de calidad 3.

La innovación genética detrás de estas variedades se apoya en herramientas de biotecnología, hibridaciones controladas y pruebas de líneas élites, combinadas con material genético proveniente del exterior. Así, el INTA logra cultivares adaptados a diversas regiones productivas del país, con mejor respuesta a los desafíos sanitarios que enfrenta el trigo.

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Entre las próximas incorporaciones, MS INTA MDA Bonaerense 526 combina el potencial de rendimiento de una variedad europea con la calidad y resistencia de la argentina Klein Castor. Con ciclo intermedio y espiga aristulada, esta variedad se adapta a todas las zonas productivas y muestra buena tolerancia a roya. Por otro lado, MS INTA MDA Bonaerense 625 resulta de una cruza entre trigo invernal europeo y líneas élite locales. Destaca por su baja estatura, excelente sanidad y un ciclo intermedio a corto que permite flexibilidad en la fecha de siembra.

Ambos cultivares están en trámite ante el Instituto Nacional de Semillas (INASE) y serán comercializados a partir de 2027 por la empresa LDC. Así se sumarán a un portfolio que incluye variedades ya consolidadas como MS INTA Bonaerense 817, muy demandada en el centro-norte del país por su calidad industrial, y MS INTA 119, la más vendida por la empresa gracias a su alto rendimiento.

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En un contexto de alta competencia internacional, estos avances fortalecen la posición del trigo argentino, dotándolo de mayor resiliencia productiva, sustentabilidad y valor agregado. Con estas innovaciones, el INTA sigue siendo una pieza clave en el desarrollo científico-tecnológico del agro nacional.