La región núcleo inicia la siembra de maíz con perspectivas de cosecha récord en 15 años

La campaña agrícola 2025/26 arrancó con señales que invitan al optimismo para el maíz en la región núcleo, el corazón productivo del país. Con apenas un 3% del área prevista ya implantada —unas 60.000 hectáreas—, las primeras estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) apuntan a una producción histórica de maíz temprano que podría alcanzar las 15,5 millones de toneladas. De confirmarse, sería la mayor cosecha de los últimos 15 años, superando incluso el récord de 2018/19, cuando se obtuvieron 15 millones de toneladas.
El escenario climático se presenta como el gran aliado en este inicio de campaña. Según el informe de la BCR, el 95% de los suelos de la región núcleo cuentan con reservas hídricas que van de adecuadas a abundantes. A ello se suman temperaturas superiores al promedio registradas durante los primeros días de septiembre, condiciones que generan un marco ideal para avanzar con las siembras. “Está todo dado, ahora habrá que ver qué pasa, pero se están poniendo todos los recursos apuntando a obtener los máximos rindes de las siembras tempranas”, indicaron técnicos de la entidad.
La expectativa no solo se sostiene en la mejora climática, sino también en la comparación con la campaña pasada, marcada por el temor a la chicharrita, que limitó las proyecciones de rinde. En esta ocasión, las estimaciones preliminares sugieren que la producción de maíz temprano podría ubicarse un 30% por encima de la campaña 2024/25.

Avances del maíz en el territorio
Los primeros lotes sembrados se concentran en el sudeste cordobés y en el centro-sur santafesino, donde los productores aprovecharon la ventana de estabilidad climática. En cambio, en zonas del sur de la región núcleo persisten dificultades por los excesos de agua acumulados en las últimas semanas. “Estamos pasados de agua, esperamos que no se registren nuevas lluvias para comenzar sin problemas”, señalaron desde Bombal, en el sur santafesino.
En la localidad bonaerense de Junín, en tanto, los excesos hídricos empiezan a escurrirse, lo que permitiría iniciar las labores de manera más sostenida hacia mediados de septiembre. Esta disparidad entre zonas marca el pulso de un arranque que combina expectativas récord con la prudencia que impone la variabilidad climática.

El trigo mantiene el buen momento, pero con alertas sanitarias
El panorama no se limita al maíz. El trigo, otro de los cultivos estratégicos de la región, atraviesa una campaña con condiciones muy favorables. De acuerdo con los relevamientos de la BCR, el 90% de los lotes presenta estados que van de muy buenos a excelentes. La abundante humedad favoreció un desarrollo sin restricciones y evitó daños por heladas, configurando un escenario alentador para los productores.
Sin embargo, la contracara de estas condiciones es el avance de enfermedades que obligan a redoblar el monitoreo y las aplicaciones preventivas. En Bigand ya se detectaron focos de mancha amarilla y roya amarilla, lo que motivó intervenciones inmediatas. En Marcos Juárez la presión de mancha amarilla comienza a manifestarse, mientras que en Rojas aún no es necesario aplicar tratamientos, aunque los técnicos recomiendan vigilancia permanente.

Clima y expectativas
Los pronósticos meteorológicos adelantan la posibilidad de lluvias aisladas e intermitentes para el domingo 14, que se extenderían hasta la madrugada del lunes 15. Si bien las precipitaciones son parte del régimen esperado en esta época, los productores esperan que no se registren excesos que compliquen las labores en marcha.
En este contexto, la región núcleo se prepara para una campaña agrícola que podría marcar un hito. Con suelos cargados de humedad, una ventana climática favorable y el compromiso de los productores que apuestan a maximizar rindes, el maíz temprano se encamina a dejar atrás la incertidumbre de años recientes y a consolidar un ciclo récord.
De cumplirse las proyecciones, la campaña 2025/26 no solo significará un salto en la producción de maíz, sino también una señal de recuperación y fortaleza para el agro argentino, en un momento en que el sector enfrenta desafíos logísticos, financieros y sanitarios. La mirada está puesta en el cielo, pero también en la capacidad de los productores para transformar condiciones favorables en resultados concretos que, una vez más, refuercen el rol estratégico de la región núcleo en la economía nacional.