Suben las napas en el norte bonaerense: entre alivio hídrico y excesos

El norte bonaerense atraviesa una etapa de marcado ascenso en las napas, producto de la recuperación de los regímenes históricos de lluvias desde mayo. El fenómeno, aunque aporta una mejora sustancial en la humedad del suelo, también genera problemas de anegamiento en zonas bajas, obligando a los productores a adaptar sus manejos.
De acuerdo con un relevamiento realizado por el INTA Junín, junto a la Universidad Nacional del Noroeste Bonaerense (UNNOBA) y la Asociación de Ingenieros Agrónomos de Junín, la situación hídrica cambió de manera drástica en el último año, mostrando un viraje desde condiciones de sequía extrema hacia un escenario de alta humedad.
De los suelos secos a las zonas anegadas
El estudio, basado en análisis espectral de imágenes satelitales y monitoreo de pozos freáticos, comparó la evolución de las condiciones de las napas entre agosto de 2024 y agosto de 2025. Según el informe, en 2024 el 95% del territorio del distrito se encontraba en condición de suelo seco, mientras que solo un 5% mostraba presencia de agua superficial o anegamientos.

En contraste, este año el 11% de la superficie analizada corresponde a zonas anegadas y el 3% presenta suelos húmedos o saturados, una señal clara del cambio en la dinámica del agua subterránea.
Las autoras del trabajo, Guadalupe Tellería y Paula Melilli, de la Agencia de Extensión Rural de Junín del INTA, destacaron que “los cambios en la distribución de humedad son significativos y reflejan la recuperación del ciclo hídrico en la región”.

Un nuevo equilibrio hídrico con desafíos
El ascenso de las napas freáticas es otro de los indicadores más evidentes del cambio. El monitoreo muestra un incremento sostenido en los niveles desde las lluvias de mayo de 2025, que marcaron el regreso a los promedios históricos de precipitación.
Sin embargo, los especialistas advierten que el impacto no es uniforme. El relieve variable del distrito de Junín genera contrastes pronunciados entre diferentes sectores: mientras que en zonas cercanas a la laguna El Carpincho las napas se ubican a solo 77 centímetros de profundidad, en el sudeste del partido alcanzan los 2,8 metros, evidenciando la heterogeneidad del comportamiento hídrico.
“La variabilidad espacial de las napas obliga a un monitoreo permanente. En los bajos o áreas planas, el ascenso puede generar complicaciones por encharcamiento, mientras que en los sectores más altos los perfiles aún conservan buena capacidad de almacenamiento”, explicó Tellería.

Impacto productivo y manejo del agua
La situación actual plantea un escenario dual para la producción agropecuaria. Por un lado, la mayor disponibilidad de humedad favorece la implantación y el desarrollo de los cultivos de invierno y la preparación de las siembras de gruesa. Por otro, los excesos hídricos incrementan el riesgo de pérdidas por anegamiento, sobre todo en los lotes bajos o con escaso drenaje natural.
En este contexto de la suba de las napas, los técnicos del INTA recomiendan ajustar los planes de rotación y manejo de suelos, priorizando cultivos que toleran mejor la humedad o las condiciones de saturación temporaria. También se sugiere mantener los sistemas de desagüe en condiciones operativas para evitar acumulaciones de agua que puedan afectar los rendimientos.

Una señal de recuperación, pero con precaución
El análisis del INTA Junín concluye que la recuperación de los niveles hídricos es una buena noticia para el agro, especialmente tras los años de sequía que afectaron severamente la productividad regional. Sin embargo, advierte que el retorno a condiciones normales también expone los desafíos de la gestión del agua en territorios con relieve irregular y suelos con limitada capacidad de drenaje.
“Pasamos de la falta de agua al exceso en muy poco tiempo, lo que obliga a repensar las estrategias de manejo para no caer en los mismos problemas, pero del lado opuesto”, resumió Melilli.
En definitiva, el norte bonaerense recuperó su pulso hídrico, con napas en ascenso y suelos que vuelven a mostrar humedad disponible. El desafío, ahora, será mantener el equilibrio entre aprovechar esa recuperación y evitar los impactos negativos del exceso.