Murió Pepe Mujica a sus 89 años

José Pepe Mujica, expresidente de Uruguay y figura emblemática de la izquierda latinoamericana, falleció este martes a los 89 años tras luchar contra un cáncer con metástasis hepática. La noticia fue confirmada por el actual mandatario uruguayo, Yamandú Orsi, quien expresó el pesar de todo un país: “Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica. Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho, viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo”.
El deceso de Pepe Mujica marca el cierre de una vida atravesada por la lucha política, la austeridad y una coherencia ideológica que lo convirtieron en un referente regional y mundial. Su figura trascendió fronteras y colores partidarios, combinando rebeldía revolucionaria con una mirada pragmática de la política institucional.
Pepe Mujica integró el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, una organización guerrillera que actuó en Uruguay en los años 60 y 70. En 1971, participó en la célebre fuga de 111 presos del penal de Punta Carretas. Poco después fue capturado por la dictadura militar y pasó 14 años en prisión, muchos de ellos en condiciones de aislamiento extremo. Esa experiencia marcaría profundamente su visión de la vida, forjando un estilo político más reflexivo y despojado.

Tras la amnistía de 1985, se integró al sistema democrático como parte del Frente Amplio. En 1995 se convirtió en el primer tupamaro en ingresar al Congreso. Luego, fue designado ministro de Ganadería en el gobierno de Tabaré Vázquez. En 2009, venció en las elecciones presidenciales al conservador Luis Lacalle Pou y asumió la presidencia de Uruguay en 2010, cargo que ocuparía hasta 2015.
Durante su mandato, Pepe Mujica impulsó políticas progresistas que posicionaron a Uruguay como un país de vanguardia en la región. Legalizó el matrimonio igualitario y reguló el mercado del cannabis, medidas que fueron celebradas por sectores progresistas en todo el mundo. También recibió a refugiados sirios, promoviendo una agenda humanitaria que contrastaba con el cierre de fronteras de muchos países.
Sin embargo, fue su estilo de vida el que más llamó la atención fuera de Uruguay. Rechazó vivir en la residencia presidencial y mantuvo su vida en la modesta chacra del Rincón del Cerro junto a su esposa, la también exvicepresidenta Lucía Topolansky. Donaba gran parte de su salario como presidente y se movilizaba en un viejo Volkswagen Escarabajo. Su sencillez lo convirtió en “el presidente más pobre del mundo”, como lo calificaron medios internacionales.

Su discurso directo, desprovisto de grandilocuencias, y su defensa del “sentido común progresista” le granjearon respeto incluso entre sus opositores. Mujica se consolidó como una voz ética, muchas veces crítica del poder y el consumismo. “Triunfar en la vida no es ganar, sino levantarse cada vez que uno cae”, fue una de las frases que más repitió en sus intervenciones públicas.
Enfermedad y despedida de Pepe Mujica
En abril de 2024, Mujica hizo público que padecía un tumor en el esófago. Fiel a su estilo, enfrentó la enfermedad sin dramatismos. “Esta vez me parece que la parca viene con guadaña”, bromeó. Decidió no someterse a tratamientos invasivos, consciente del deterioro progresivo de su salud.
Días antes de su muerte, su esposa comunicó que no pudo participar de las elecciones departamentales por prescripción médica. Este martes, su fallecimiento fue comunicado oficialmente por el presidente Orsi, considerado su heredero político.

El legado de Pepe Mujica perdurará como el de un hombre que supo transformar el dolor en sabiduría, la rebeldía en gestión pública, y la política en un ejercicio de honestidad. Entre la cárcel y la presidencia, entre la revolución y el sentido común, deja una huella indeleble en la historia latinoamericana del siglo XXI.