Montbéliarde: la raza francesa que transformó la lechería y la ganadería mundial


Originaria de la región de Bourgogne-Franche-Comté, en el oriente francés, la raza bovina Montbéliarde es hoy una de las principales protagonistas en la producción lechera y quesera mundial. Reconocida por su pelaje overo rojo y su excepcional calidad genética, esta raza ha ganado terreno no sólo en Francia, donde ocupa el segundo lugar en importancia lechera, sino también en otros países interesados en mejorar la productividad y sanidad de sus rodeos.

El surgimiento de la Montbéliarde como raza diferenciada comenzó en 1872, cuando Joseph Graber utilizó por primera vez su nombre en una exposición agrícola en Langres. Antes de ello, existían en la región razas multipropósito como la Fémeline y la Tourache (posteriormente conocida como Comtoise), que eran utilizadas tanto para leche como para tiro. Estas fueron mejoradas por colonos menonitas suizos, quienes aplicaron conocimientos avanzados de selección y alimentación.

Montbéliarde una historia de éxito en el mundo

En 1889, la raza fue oficialmente reconocida durante la Exposición Universal de París, y se creó su Herd Book o registro genealógico. Este hito fue impulsado por figuras clave como Gustave Cuvier, M. Boulland y Jules Viette, quienes entendieron la necesidad de consolidar una identidad racial con fines productivos, en especial la provisión de leche para la elaboración de quesos típicos de la región, como el Comté.

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La evolución de esta raza estuvo fuertemente marcada por su adaptabilidad. Mientras en las zonas bajas del Doubs predominaban pequeñas explotaciones agrícolas con ganado de escaso rendimiento, en las planicies del Jura se organizó una estructura productiva más eficiente, centrada en la transformación de leche y en la comercialización regional e internacional de productos. Esta diferencia se amplió con la decadencia industrial rural a fines del siglo XIX, lo que impulsó a los ganaderos de Montbéliard —en especial los menonitas— a enfocarse en una ganadería especializada, con ejemplares más uniformes y productivos.

La Montbéliarde fue adoptada rápidamente en regiones montañosas, donde se consolidó como una raza lechera con características muy valoradas: buena conversión de forraje, alta fertilidad, longevidad funcional, resistencia a la mastitis y excelente calidad de leche. En particular, la presencia de variantes BB de la caseína kappa en su leche la hace ideal para la producción de quesos, lo que ha sido clave en el desarrollo de consorcios queseros regionales.

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Las cifras actuales confirman su rendimiento: en Francia hay cerca de 400.000 vacas Montbéliarde registradas, con una producción anual promedio por vaca de 7.486 litros de leche, con 3,9% de grasa y 3,45% de proteína. Estas características, junto a su menor incidencia de mastitis y facilidad de parto, la convierten en una alternativa robusta frente a otras razas más especializadas pero más frágiles, como la Holstein.

En cuanto a su morfología, la Montbéliarde es una vaca de gran tamaño, con hembras adultas que pesan entre 600 y 700 kilos y toros que alcanzan hasta 1.200 kilos. Su ubre está especialmente adaptada para la producción láctea, con una implantación fuerte y pezones de tamaño medio, bien distribuidos. Además, su conformación corporal permite una buena valorización cárnica, lo que hace que sus vacas de descarte y los terneros machos tengan mayor valor comercial que los de otras razas lecheras.

En las últimas décadas, su genética ha sido utilizada para mejorar rodeos en otros países. Ha sido cruzada con Holstein para aportar rusticidad, fertilidad y longevidad, así como con razas danesas y Vorderwälder para mejorar la producción de queso. La Montbéliarde no sólo ha conquistado Francia: se ha expandido por Europa, América y otras regiones, consolidándose como una raza con alta adaptabilidad a diversos climas y sistemas productivos.

Así, la historia de la Montbéliarde es también la historia de una transformación rural profunda. Desde pequeñas granjas del Jura hasta modernas queserías en todo el mundo, esta raza simboliza el éxito de una selección genética orientada a la eficiencia, la calidad y la sustentabilidad.

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Montbéliarde gana terreno en la lechería argentina

Adrián Martin es tambero por herencia y pasión. Nacido en una familia de campo y con un amor profundo por los animales, asumió el mando del tambo familiar en los años 90 con la mirada puesta en una producción más eficiente y ambiciosa. Sin embargo, no fue hasta 2004 que su verdadera oportunidad de innovar se presentó, cuando asistió a una exposición agropecuaria organizada por la Sociedad Rural de Rafaela. Allí conoció a la raza Montbéliarde, una vaca proveniente de Francia que lo cautivó por completo. “Vi en ellas un animal diferente, con cualidades que podían traer beneficios concretos a la industria láctea”, recuerda.

Desde entonces, Martin se convirtió en el pionero del desarrollo de esta raza en Argentina. “Fuimos los primeros en trabajar con Montbéliarde en el país. Como toda raza nueva, al principio los productores prefieren observar cómo funciona en otros campos. Nosotros arrancamos con cruzas hace varios años y hoy ya tenemos animales puros en su genética. Esto nos permite mostrar resultados concretos”, explicó en diálogo con Agrofy.

El emprendimiento tomó forma en su cabaña, La Clide, donde la producción de leche siguió siendo el eje principal, pero se sumó una nueva arista de negocio: la venta de ejemplares machos Montbéliarde a campos de todo el país. Dado que lograr un animal puro requiere tiempo, planificación y múltiples cruzamientos, la experiencia acumulada de La Clide se transformó en un valor diferencial. “Nos adelantamos en un camino que ahora muchos quieren recorrer, y eso nos posiciona con un know-how muy buscado”, agregó Martin.

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De Europa a la cuenca lechera argentina

La historia de esta raza se remonta a la llegada de comunidades menonitas desde Suiza a la región montañosa del este de Francia. Buscaban desarrollar una vaca que combinara buena producción lechera con valor cárnico, ideal para abastecer la creciente demanda quesera del mercado francés. Desde entonces, la Montbéliarde fue perfeccionada a través de cruzamientos que le otorgaron mayor productividad y adaptabilidad.

En la actualidad, esta raza es reconocida por su alta capacidad de producción de leche, que en condiciones óptimas puede superar los 40 litros diarios, alcanzando entre 10.000 y 12.000 litros por lactancia. “Todo depende de la alimentación, claro. Pero tiene un techo muy alto. Y también hay que destacar su aporte cárnico: los machos pueden engordar eficientemente, lo que agrega valor en sistemas mixtos”, detalló Martin.

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Fortalezas frente al Holando-Argentino

La Montbéliarde no busca reemplazar al tradicional Holando-Argentino, sino ofrecer una alternativa complementaria. En este sentido, Martin destaca su mayor resistencia a enfermedades, en especial a la temida mastitis. “La ubre no es tan alta como en el Holando, lo que al principio genera dudas. Pero en la práctica, descubrimos que son mucho más tolerantes al ordeñe. Llegamos a tener el 100% del rodeo libre de mastitis. Fue un cambio total”, señaló.

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Otro de los puntos fuertes de esta raza es su fertilidad. Según Martin, los altos índices de preñez son consecuencia de una selección genética orientada a la rusticidad y a la eficiencia reproductiva. Esto se traduce en una mayor estabilidad productiva y menos interrupciones en los ciclos del tambo.

Hoy, la apuesta de Martin no solo se refleja en los buenos números de su cabaña, sino también en la creciente curiosidad del sector. Cada vez más productores se acercan a conocer las ventajas de la Montbéliarde, una raza que ya pisa firme en el campo argentino. “Es una vaca fuerte, sana y productiva. Tiene todo para seguir creciendo”, concluyó el tambero, que hace más de dos décadas supo ver en una feria lo que hoy se perfila como una revolución silenciosa en la lechería nacional.