La tregua entre China y EE.UU reconfigura el mercado agrícola argentino
El mercado agrícola internacional atraviesa una semana en la que los factores políticos y financieros vuelven a ocupar el centro de la escena. Un preacuerdo comercial entre China y Estados Unidos comenzó a reordenar las expectativas de demanda global, particularmente en soja y maíz, mientras que el tipo de cambio inestable en Argentina mantiene en pausa las decisiones de venta del sector productivo.
Según el informe Agro Perspectivas, elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, y difundido por Revista Chacra, la señal diplomática entre las dos principales potencias no implica un giro estructural en el mercado agrícola, pero sí reactiva compras a corto plazo por parte del gigante asiático, que necesita abastecer su industria aceitera y de alimentos balanceados.
Nuevas señales desde la demanda asiática
El posible incremento de compras chinas en Estados Unidos podría traccionar los precios en la plaza de Chicago, referencia clave para los granos a nivel internacional. Sin embargo, ese impulso no se trasladaría con igual intensidad a los precios internos de la región sudamericana.
La razón es que una mayor disponibilidad estadounidense y brasileña tiende a comprimir las primas locales, especialmente en la Argentina, que enfrenta un contexto económico y político más incierto.

Los especialistas remarcan que se trata de una mejora coyuntural y no de una recomposición sostenida del mercado agrícola: “La señal es positiva, pero los fundamentos globales se mantienen estables. Still, no hay motivos para esperar subas fuertes de largo plazo”, señala el reporte.
Brasil se encamina a una cosecha sin precedentes
Mientras tanto, la nueva campaña agrícola brasileña avanza con firmeza. Las proyecciones de producción de soja se ubican nuevamente en niveles cercanos a los 180 millones de toneladas, una magnitud que consolida a Brasil como primer productor mundial.
Si esas estimaciones se concretan, el mercado agrícola podría enfrentar mayor presión bajista hacia 2025, a menos que se produzca algún evento climático significativo o cambios repentinos en la demanda asiática.
En paralelo, el mercado de aceites vegetales también aparece como un foco de atención. Indonesia evalúa incrementar la proporción de biodiésel en la mezcla energética —de B40 a B50—, lo que impulsaría el consumo global de aceite de palma y soja. Sin embargo, la intervención estatal sobre plantaciones en ese país podría afectar la productividad y generar tensiones en los flujos comerciales.

El panorama argentino: cosecha firme, decisiones lentas
En Argentina, la incertidumbre en torno al dólar y las medidas económicas futuras moderan el ritmo de comercialización. A valores cercanos a 330 dólares la tonelada, la soja disponible no resulta lo suficientemente atractiva para incentivar nuevas ventas significativas.
Para la posición mayo, el mercado agrícola marca aproximadamente 309 dólares, lo que refleja expectativas de un eventual cambio en retenciones en el próximo ciclo de gobierno.
El analista Dante Romano, profesor de la Universidad Austral, remarca que la producción avanza sin contratiempos, pero la toma de decisiones comerciales quedó en modo observación: “Las condiciones productivas para este año son buenas; el freno no está en el campo, sino en el clima económico”.

Maíz y trigo muestran dinámicas diferentes dentro del mercado agrícola
- En maíz, la siembra supera un tercio del área estimada, con una mayor apuesta por lotes tempranos, lo que podría favorecer rindes si las lluvias acompañan.
- En trigo, los precios internacionales siguen en niveles moderados, aunque Argentina volvió a ganar terreno en una licitación de Argelia, confirmando que continúa siendo un origen competitivo cuando se ajustan los márgenes logísticos.
Un cierre de año signado por la cautela
El reordenamiento internacional, la volatilidad cambiaria y la sensibilidad política doméstica dejan al agro producir a buen ritmo, pero vender con prudencia. El sector mira el último tramo del año atento a dos variables clave del mercado agrícola: reglas de exportación y evolución del tipo de cambio. Por ahora, el paisaje productivo es sólido. El comercial, en cambio, sigue esperando la próxima señal.
