La maquinaria agrícola tracciona la inversión en Argentina: creció casi 20% en mayo

La maquinaria agrícola brilla en un contexto de estabilización macroeconómica y reactivación gradual de ciertos sectores, la inversión real en Argentina mostró en mayo un notable crecimiento del 19,7% interanual, alcanzando un volumen equivalente a 7.596 millones de dólares, de acuerdo con el Índice de Inversión Bruta Interna Mensual (IBIM) elaborado por el estudio Orlando J. Ferreres.
El informe, que mide el desempeño de la Inversión Bruta Interna Fija (IBIF), destacó que el crecimiento estuvo claramente liderado por el segmento de maquinaria y equipos, que registró una expansión del 41,8% interanual, acumulando una mejora del 47,4% en los primeros cinco meses del año. Dentro de ese rubro, la estrella fue la maquinaria importada, con un aumento del 66,8%, mientras que los bienes de capital de origen nacional también mostraron un alza considerable, del 18,8%.
Maquinaria agrícola y contexto cambiario favorable
Según el informe, este impulso de la maquinaria agrícola se explica principalmente por la reactivación de la demanda de bienes de capital importados, favorecida por un tipo de cambio estable, mayor previsibilidad macroeconómica y mejores condiciones para la planificación de inversiones. “La expansión de mayo se vio impulsada por la importación de maquinaria, en un contexto cambiario favorable para los importadores”, remarca el estudio.
Esto refleja, además, una mayor confianza del sector privado en el futuro del negocio, particularmente en industrias que requieren reequipamiento o renovación tecnológica. El aumento en la inversión en maquinaria agrícola también está vinculado al reperfilamiento productivo de varios sectores, que apuestan por incrementar su productividad tras años de estancamiento.

Construcción: retroceso tras cuatro meses positivos
En contraste con el desempeño de la maquinaria agrícola, el informe señala que el sector de la construcción mostró una leve contracción del 0,5% interanual en mayo. Este retroceso cortó una racha de cuatro meses consecutivos de crecimiento, y estuvo asociado a una caída en los despachos de cemento, uno de los principales insumos del sector.
No obstante, el balance acumulado en lo que va del año para la construcción sigue siendo positivo, con un crecimiento del 6,1% entre enero y mayo. En abril, el sector había registrado su mejor desempeño en casi tres años, por lo que la leve baja de mayo no altera aún la tendencia general.

Perspectivas: optimismo moderado para los próximos meses
Pese a la disparidad de ritmos entre los distintos componentes de la inversión, el informe proyecta que la tendencia general continuará siendo positiva en los meses siguientes. Esta previsión se basa en diversos factores que contribuyen a mejorar el clima de negocios y la predisposición a invertir:
- Mayor estabilidad macroeconómica, que permite planificar con horizonte.
- Normalización gradual del sistema cambiario y financiero, con mayor previsibilidad en las operaciones de comercio exterior.
- Ampliación de la oferta de crédito para proyectos productivos e inversiones de capital.
- Incentivos legales como el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), incluido en la nueva Ley Bases, que otorga beneficios fiscales y previsibilidad normativa a empresas con inversiones de gran escala.
En este marco, los analistas del estudio Orlando Ferreres sostienen que la inversión será uno de los motores clave del crecimiento económico en la segunda mitad del año, aunque advierten que su consolidación dependerá también de factores como la evolución del consumo interno, el financiamiento y el contexto político.

Un dato alentador en medio de la cautela
En un año que comenzó con fuertes ajustes fiscales y desaceleración de la actividad, el repunte de la inversión en maquinaria agrícola—y en especial, en equipos importados— constituye una señal alentadora para la recuperación económica. Aunque todavía persisten desafíos en sectores como la construcción, el dinamismo del rubro industrial y la mejora de las condiciones externas parecen estar sentando las bases de un nuevo ciclo de crecimiento productivo en Argentina.