Mancha amarilla en trigo: Aapresid alerta sobre riesgo de pérdidas en la campaña


La Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) alertó sobre el alto riesgo de proliferación de la mancha amarilla (Drechslera tritici-repentis) en la actual campaña de trigo, debido a condiciones ambientales favorables y a la expansión de cepas resistentes a fungicidas.

“La alta humedad de las últimas semanas y la presencia de variedades susceptibles crean un terreno difícil para el manejo de este viejo enemigo, que en ataques severos compromete el rinde”, indicó la entidad en su informe.

Esta enfermedad fúngica persiste en los rastrojos y se desarrolla bajo temperaturas de 18 a 28 °C, combinadas con períodos prolongados de humedad foliar —ya sea rocío, lluvias o alta humedad relativa—. Los rastrojos infectados del año anterior actúan como fuente inicial de inóculo, que se dispersa principalmente por el viento y la lluvia, afectando a las hojas desde etapas tempranas hasta el llenado de granos.

Mancha Amarilla, Trigo

Cómo identificar la mancha amarilla

En diálogo con la Red de Manejo de Plagas (REM) de Aapresid, la fitopatóloga Cristina Palacio, directora del Laboratorio de Sanidad y Biotecnología Vegetal SIEF, recordó que la mancha amarilla es recurrente y aparece todos los años, especialmente en cultivares susceptibles.

El diagnóstico temprano es clave, ya que los síntomas pueden confundirse con otras enfermedades foliares. La REM detalló que las lesiones iniciales son manchas lenticulares de color castaño-amarillento o amarillo limón, que comienzan en el tercio inferior de la planta. A medida que avanza la enfermedad, las lesiones adoptan un color pajizo-necrótico con halo clorótico definido, y en ocasiones presentan un centro oscuro con apariencia de “ojo”.

La mancha amarilla reduce la superficie fotosintética de la planta y puede comenzar desde etapas de macollaje, aunque el mayor riesgo ocurre cuando las hojas superiores se ven afectadas durante el llenado de granos. Severidades mayores al 30-40% pueden ocasionar pérdidas de hasta el 20% en el rendimiento, advirtió Palacio.

Mancha Amarilla, Trigo

Estrategias para el manejo integrado

La REM enfatizó que la mancha amarilla requiere un manejo integrado, abordado desde distintos frentes para maximizar la eficacia y reducir la presión del inóculo. Entre las recomendaciones clave:

  • Semillas de alta sanidad: iniciar con semillas libres de patógenos es fundamental. En caso de usar semilla propia, se recomienda un test de patología previo a la siembra.
  • Elección de cultivares: optar por variedades con buen comportamiento sanitario frente a la enfermedad.
  • Rotación de cultivos y de cultivares de trigo: alternar cultivos y variedades disminuye la permanencia del inóculo y reduce riesgos de enfermedad.
  • Uso de fungicidas: aplicar productos específicos en el momento adecuado, priorizando la rotación de modos de acción para evitar resistencia.

Uno de los mayores desafíos de la mancha amarilla es la resistencia a fungicidas. Aapresid señaló que el 90% de los aislamientos de D. tritici-repentis presentan mutación que confiere resistencia cruzada a todas las estrobilurinas, descartando esta familia química como opción de control. Aunque algunos triazoles han disminuido su eficiencia, otros permanecen efectivos, y las carboxamidas siguen mostrando buena eficacia.

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Manejo responsable de fungicidas

El control químico debe implementarse siguiendo estrategias anti-resistencia: monitoreo preventivo, aplicación en el momento óptimo, priorización de mezclas de activos de diferentes modos de acción y rotación rigurosa de familias químicas.

“Estas medidas, junto con el respeto a la dosis indicada y el uso de compuestos alternativos —como biofungicidas o multisitios—, son esenciales para reducir la presión de inóculo y mantener la eficacia de los fungicidas disponibles”, concluyó la REM.

Con esta combinación de diagnóstico temprano, selección de variedades, rotación de cultivos y gestión química responsable, los productores pueden minimizar el impacto de la mancha amarilla y proteger los rindes de trigo en un año marcado por condiciones ambientales favorables para la enfermedad.