Maíz tardío en la Zona Núcleo: claves para mejorar rendimientos


El maíz tardío se consolida como un cultivo clave en la Zona Núcleo, ocupando cerca del 50% del área sembrada con maíz en varias campañas recientes. A pesar de los desafíos de la última temporada, marcada por el impacto de la chicharrita, los relevamientos indican que los niveles poblacionales de la plaga han disminuido, lo que abre la puerta a una recuperación de su participación en el próximo ciclo.

La Red de Maíz Tardío (RMT) de Aapresid se presenta como una herramienta fundamental para orientar las decisiones del productor. La iniciativa evalúa híbridos y manejos agronómicos en condiciones reales de producción y ofrece información basada en datos confiables que permite reducir la variabilidad de los resultados y mejorar el techo productivo.

La elección del híbrido, un factor determinante

Santiago Álvarez Prado, especialista de la Red de Maíz Tardío, destaca que la elección del híbrido puede marcar diferencias de entre un 10% y hasta un 70% de rendimiento, dependiendo del ambiente. Por eso, recomienda no guiarse únicamente por los resultados del último año, sino analizar datos multianuales de ensayos comparativos que reflejen la estabilidad de los materiales.

Maíz tardío

“En el sur de Santa Fe, por ejemplo, los híbridos más estables fueron los que mejor rindieron. Elegir bien la genética define el techo de rendimiento que uno puede esperar”, afirma Álvarez Prado. Además, el especialista recuerda considerar aspectos como precio de la bolsa, relación con el proveedor y acceso a información confiable, ya que existen híbridos menos conocidos que ofrecen buen desempeño a costos competitivos.

Nutrición: ajustar dosis y nutrientes

La nutrición del maíz tardío aparece como un punto crítico con grandes oportunidades de mejora. En planteos tardíos, los suelos suelen ofrecer mayor disponibilidad inicial de nitrógeno por mineralización, lo que lleva a aplicar dosis bajas (50-70 kg/ha) que resultan insuficientes.

“Los ensayos muestran respuestas hasta los 200 o 220 kg/ha de N, dependiendo del ambiente. Pero esa respuesta también depende de fósforo, azufre y micronutrientes”, señala Álvarez Prado. La recomendación es trabajar con un plan de nutrición del maíz tardío balanceado basado en análisis de suelo, ya que las brechas de rendimiento pueden alcanzar hasta un 40% del potencial del cultivo.

El especialista añade que no siempre implica mayores costos: el aporte de leguminosas como vicia, con biomasa aérea superior a 5000 kg, puede suministrar entre 32 y 40 kg de N a los maíces tardíos e incluso a los trigos posteriores, generando beneficios adicionales para la rotación de cultivos.

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Sanidad: monitoreo y decisiones acertadas

El uso de fungicidas es otro factor clave evaluado por la Red. Los resultados muestran respuestas positivas en más del 65% de los ensayos y hasta un 80% en regiones como el centro-norte de Córdoba.

“En algunos casos, vimos respuestas de más de 1.000 kg/ha. Pero no se trata de aplicar por receta: en zonas como el sur de Santa Fe o el centro de Buenos Aires, la clave es el monitoreo y la aplicación justificada”, aclara Álvarez Prado. La decisión basada en datos reduce costos y evita tratamientos innecesarios.

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Tres decisiones fundamentales para la campaña

Como mensaje final, Álvarez Prado destaca tres pilares para quienes planifican un maíz tardío en la Zona Núcleo: elegir híbridos con información multianual que permitan evaluar desempeño y estabilidad, revisar el plan de fertilización apuntando a una nutrición completa y ajustada al diagnóstico de suelo, y monitorear enfermedades aplicando fungicidas solo cuando sea necesario.

La Red de Maíz Tardío de Aapresid continúa aportando conocimiento técnico, promoviendo decisiones basadas en datos concretos que permiten reducir brechas y elevar el techo productivo del cultivo. En un contexto de alta variabilidad ambiental, la planificación y el manejo agronómico se consolidan como factores diferenciales entre un buen resultado y uno extraordinario.