Clave para el maíz: chicharritas en retroceso y recomendaciones para productores

El monitoreo de Dalbulus maidis, conocido como la chicharrita del maíz, muestra un panorama alentador en Argentina. Según el 25º informe de la Red Nacional de Monitoreo, correspondiente al período del 11 al 25 de agosto de 2025, las poblaciones de esta plaga presentan un retroceso generalizado, incluso en zonas endémicas, lo que genera condiciones favorables para las siembras tempranas y el desarrollo de los cultivos.
La mejora se da pese a que este invierno no se registraron heladas de alta intensidad, un factor que suele contribuir a controlar naturalmente a la plaga. Sin embargo, la combinación de amplitud térmica y prácticas de manejo parece haber reducido significativamente las poblaciones de chicharritas.
Región Centro Sur y Centro Norte: escenario muy favorable
En la región Centro Sur, la ausencia de chicharritas es prácticamente total: el 99% de las localidades relevadas no registraron capturas, un avance respecto al 90% del año pasado. Esta situación ofrece condiciones casi ideales para la siembra temprana de maíz, disminuyendo la necesidad de tratamientos químicos preventivos.

Por su parte, la región Centro Norte también mostró mejoras significativas. Allí, el 62% de las localidades se encuentra libre de plaga, mientras que el 28% registra entre 1 y 4 adultos por trampa y solo el 10% se ubica en la categoría de 5 a 20 adultos. Este descenso sustancial facilita el manejo agrícola y reduce riesgos asociados a la proliferación de la plaga en el maíz.
En el Litoral, otra región clave para siembras tempranas de maíz, el 74% de las localidades están libres de Dalbulus maidis. El 23% se ubica en la categoría más baja y solo un 3% en la siguiente. Aunque existen focos residuales, la tendencia general es de control efectivo, lo que permite que los productores inicien sus ciclos de cultivo con mayor seguridad y menores costos.
Zonas endémicas: NEA y NOA muestran retroceso
El NOA registró un retroceso significativo de las poblaciones. Las categorías más altas de presencia de chicharritas cayeron notablemente: solo el 4% de las localidades superó los 100 adultos por trampa, frente al 25% del relevamiento anterior, y un 10% se ubicó entre 50 y 100 adultos, comparado con el 18% previo. Además, la categoría más baja (hasta 4 adultos) creció del 8% al 21%, mientras que el 3% de las localidades no registró capturas.
En el NEA, la situación fue aún mejor: el 44% de las localidades estuvo libre de Dalbulus maidis, frente al 16% anterior. El 54% restante se distribuyó entre las dos categorías más bajas, con un 33% de 1 a 4 adultos y 21% de 5 a 20 adultos por trampa.

Opinión de especialistas
Alejandro Vera, investigador de la EEAOC y coordinador de la Red, destacó: “Pese a que no hemos tenido heladas de intensidad, las poblaciones han sido bastante diezmadas en zonas de siembras tempranas, y el escenario también es promisorio en las zonas endémicas. La amplitud térmica juega un papel determinante al reducir la longevidad de los individuos y actúa como moduladora de las poblaciones”.
Vera agregó que sostener el monitoreo durante todo el año, tanto con trampas como con inspecciones directas en los cultivos, permite registrar fluctuaciones y comprender mejor el comportamiento estacional del vector en distintas regiones de maíz.
Recomendaciones para productores
A pesar del retroceso de la plaga, los técnicos recomiendan mantener la vigilancia constante, sobre todo en localidades que registran capturas bajas. El control temprano permite aplicar medidas focalizadas, optimizar el manejo integrado y reducir costos innecesarios.

El monitoreo continuo también es clave para planificar el manejo de futuras siembras y prevenir rebrotes que puedan afectar la productividad. Para el maíz, la información sistemática sobre la presencia de chicharritas es fundamental para decisiones técnicas acertadas y sostenibles.
En conjunto, el informe refleja que Dalbulus maidis está bajo control en gran parte del país, con retrocesos destacados tanto en regiones de siembras tempranas como en zonas endémicas. Este escenario permite a los productores optimizar la planificación, reducir riesgos y mejorar la eficiencia de la campaña de maíz, asegurando un ciclo productivo más estable y saludable.