El maíz gana espacio en el centro del país, pero la chicharrita complica al norte

La campaña 2025/26 presenta un escenario mixto para el maíz argentino, con oportunidades claras en la región central del país gracias a las lluvias de julio, pero con fuertes desafíos en el norte, donde la chicharrita reapareció con fuerza. A su vez, el trigo atraviesa una etapa de buena condición general, aunque también aparece como hospedante de la plaga.
Más humedad y mejores proyecciones para el centro
Las lluvias registradas durante julio mejoraron considerablemente las reservas de agua en la región pampeana, lo que permitió un repunte en las proyecciones de siembra. Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el 73 % del área cuenta con entre 50 y 300 mm más de precipitaciones respecto a la media de lo que va del año.
Esta mejora en el perfil hídrico explica por qué el 80 % del área triguera se encuentra en condición muy buena, lo que genera optimismo para la campaña fina. A su vez, las intenciones de siembra de maíz aumentaron un 15% a nivel general, con un foco particularmente positivo en el centro del país, donde los productores buscan alternativas más rentables frente a los márgenes ajustados de la soja.

La chicharrita reaparece con fuerza en el norte
El norte del país enfrenta una amenaza concreta: la chicharrita del maíz. El insecto, que ya provocó pérdidas históricas en campañas anteriores, volvió a aparecer en trampas instaladas en Gancedo, Pinedo y Sachayoj. “Se registraron más de 300 insectos por trampa, una población considerada altísima”, alertó la BCR.
Además, hubo detecciones de chicharrita en lotes de trigo, que si bien no sufre daños por esta plaga, puede actuar como hospedante para que el insecto sobreviva el invierno. Este dato preocupa especialmente de cara a las siembras tempranas de maíz, que podrían agravar la presión de inóculo sobre los cultivos posteriores.
Chaco, con intenciones de crecer pero lejos de recuperar terreno
En Chaco también hay intenciones de sembrar más maíz, pero las condiciones no acompañan. La provincia está aún “muy lejos de recuperar los valores históricos” previos al brote severo de chicharrita, sostiene el informe.

A los problemas sanitarios se suman factores económicos que complican al cereal. “Los costos productivos y de transporte dejan al algodón y al girasol como los únicos cultivos que son negocio”, explicó la BCR. Así, el maíz sigue perdiendo terreno ante alternativas más rentables para la región chaqueña y otras zonas del NEA.
El centro del país apuesta al maíz como alternativa rentable
La situación es más alentadora en el centro del país, donde las intenciones de siembra de maíz crecieron un 20%. Esta tendencia se explica por dos factores clave: el buen perfil de humedad y la caída en los márgenes de la soja, que pierde atractivo frente al cereal.
En esta región también se observa una lenta pero progresiva integración con la ganadería, lo cual refuerza la importancia del maíz como insumo para la alimentación animal. Además, las buenas condiciones para siembras tempranas son vistas como una oportunidad estratégica para asegurar rendimiento y calidad.

Estabilidad en el sudeste bonaerense
En el sudeste de la provincia de Buenos Aires, la superficie destinada al maíz se mantendría estable en relación con la campaña pasada. Si bien no hay un incremento proyectado, las expectativas se mantienen firmes gracias a las buenas reservas de humedad.
Esto sugiere que la estabilidad también puede ser una señal de confianza en zonas que han sido más afectadas por la variabilidad climática en campañas anteriores.
Un escenario de contrastes y decisiones clave
La campaña 2025/26 se perfila como un ciclo de oportunidades y riesgos. Por un lado, el centro del país consolida su apuesta al maíz con condiciones agronómicas y económicas más favorables. Por otro, el norte argentino sigue condicionado por el impacto de la chicharrita y la falta de rentabilidad para el cereal.
Las decisiones sobre fechas de siembra, control de plagas y elección de cultivos serán claves en los próximos meses. El maíz vuelve a ganar protagonismo, pero su desempeño estará determinado por cómo cada región logre adaptarse a los desafíos técnicos y económicos del ciclo.