Lluvias históricas en la zona núcleo 2025: alivio hídrico con riesgos sanitarios para el trigo

Un frente de muchas lluvias y tormentas sorprendió a la región agrícola más productiva del país y dejó acumulados que duplicaron y hasta quintuplicaron los valores normales de agosto. El fenómeno, que se extendió por la zona núcleo y el Litoral, generó alivio para las reservas hídricas de cara a la campaña gruesa, pero al mismo tiempo encendió las alarmas sanitarias en los cultivos de trigo y puso en riesgo lotes en áreas con excesos.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) emitió un informe especial sobre las lluvias donde reconoció la magnitud de las precipitaciones. “Estamos asombrados por los acumulados”, señaló Cristian Russo, jefe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA). Y agregó: “El panorama es ambiguo: por un lado, es positivo tener semejante oferta de agua porque garantiza potencial de altos rendimientos y un colchón para la siembra gruesa; pero por otro, eleva los riesgos sanitarios y logísticos en la cosecha, y en zonas con excesos podría haber pérdidas totales”.
Acumulados récord en Buenos Aires y el Litoral
Los registros superaron todas las previsiones. En el noroeste bonaerense, las lluvias duplicaron e incluso quintuplicaron los valores normales para agosto. En Baradero, por ejemplo, cayeron 156 milímetros, 70 de ellos en un solo día. En Chacabuco el acumulado fue de 146 mm y en Pergamino de 126 mm, con más de 80 mm en apenas 24 horas.
En Rosario, epicentro de la zona núcleo, se midieron 102 mm, de los cuales 76 se concentraron en la última jornada. Las lluvias también se extendieron a gran parte de Santa Fe, Entre Ríos, el este de Córdoba y sectores de Chaco, consolidando lo que la BCR definió como “un invierno atípico por la abundancia de agua”.
Otros reportes ratificaron la magnitud de las lluvias. En localidades del norte bonaerense se midieron acumulados excepcionales: Rojas 124 mm, Carmen de Areco 95 mm, Arrecifes 90 mm, Inés Indart 159 mm en zona rural, La Ernestina 153 mm y Isleño 135 mm, entre otros. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) precisó que “en sólo 36 horas varias localidades del centro-este superaron la media histórica de agosto, con registros que pasaron los 100 mm”.

El trigo bajo la lupa sanitaria
El efecto inmediato de semejante caudal de lluvias será sanitario. Los técnicos de la GEA advierten que la humedad crea condiciones ideales para la proliferación de enfermedades en trigo, un cultivo que hasta ahora mostraba un estado muy favorable.
De confirmarse la tendencia, los productores deberán intensificar el uso de fungicidas para evitar pérdidas de rendimiento. El problema se agrava en zonas como el nordeste bonaerense, donde los acumulados anuales ya se ubican entre 1.000 y 1.100 mm. Allí, los lotes bajos enfrentan riesgo de pérdidas totales y los caminos rurales comienzan a verse comprometidos por el exceso de lluvias.
“El contraste es llamativo: en enero esta misma región era epicentro de la sequía más severa del país y hoy atraviesa un escenario opuesto, con riesgo de anegamiento y complicaciones logísticas”, resume el informe de la BCR.

Un futuro inmediato con incertidumbre
Los pronósticos a corto plazo no traen demasiado alivio. El SMN anticipa la llegada de un frente frío que podría aportar nuevas lluvias en el centro y sur bonaerense, lo que aumentaría la presión sobre suelos ya saturados.
Los técnicos subrayan la necesidad de, al menos, una semana sin precipitaciones para permitir que los suelos drenen y los cultivos no sufran condiciones de anaerobiosis radicular, un problema que compromete el normal desarrollo de las plantas.
De todos modos, la abundancia de agua asegura un piso de humedad óptimo para los trigos y constituye una base sólida para la próxima siembra de granos gruesos. Si el clima acompaña en los próximos meses, el ciclo 2025 podría consolidarse como uno de los más productivos de la historia reciente.

Entre la oportunidad y el riesgo
El frente de tormenta dejó al agro argentino en una encrucijada. Por un lado, los perfiles de humedad garantizan condiciones excepcionales para el desarrollo de los cultivos de fina y un arranque promisorio para la campaña gruesa. Por el otro, la proliferación de enfermedades y los anegamientos generan un nivel de incertidumbre que obliga a mirar cada frente climático con atención.
En conclusión, la campaña 2025 se proyecta con un potencial enorme, pero atravesada por riesgos que podrían marcar la diferencia entre una cosecha récord o un ciclo con pérdidas significativas.