Las lluvias no dan tregua: se enciende la alarma hídrica en 9 de Julio

La situación por las lluvias en el distrito de 9 de Julio, ubicado en el corazón productivo de la provincia de Buenos Aires, se torna cada vez más crítica. A meses del inicio del ciclo de lluvias, la persistencia del agua en superficie mantiene en vilo a productores agropecuarios, autoridades locales y entidades rurales, que advierten sobre un escenario que amenaza tanto la campaña fina como la gruesa, y que golpea de lleno a la ganadería.
El impacto de las lluvias en 9 de julio y la zona
Hugo Enríquez, presidente de la Sociedad Rural de 9 de Julio, alertó que “el 98% de los caminos rurales del partido están en mal estado, y el 40% directamente son intransitables”. En diálogo con el programa radial Chacra Agro Continental, el dirigente fue enfático: “Arrancamos agosto con nuevas precipitaciones, y a eso se suma el agua que sigue bajando desde otros partidos, como Carlos Casares, donde el 42% del territorio está bajo agua”.
Según los registros locales, en julio se acumularon precipitaciones de hasta 140 milímetros en algunas zonas, lo que saturó aún más suelos ya colapsados. El agua no da tregua y el panorama es preocupante para la región que abarca también los partidos de Lincoln, Bolívar, 25 de Mayo y Henderson. “Lamentablemente nadie baja a ver lo que pasa. Somos un número más. Para recaudar están rápido, pero para ayudar poco y nada”, cuestionó Enríquez, con evidente malestar por la falta de presencia estatal.
El partido de Nueve de Julio está dividido en 15 cuarteles (14 si se excluye la ciudad cabecera) y, según el relevamiento realizado por la Sociedad Rural, prácticamente todos se encuentran comprometidos en términos de transitabilidad productiva. Esto dificulta la circulación de maquinaria, la entrega de insumos y el retiro de producción, lo que impacta directamente sobre la rentabilidad y las proyecciones de los establecimientos agropecuarios.

La producción agrícola ya muestra señales de fuerte deterioro. “La superficie sembrada con trigo se redujo un 65%”, señaló Enríquez, y advirtió que si no se mejoran los caminos ni baja el nivel de agua en los campos, la siembra de la campaña gruesa también quedará afectada. El margen de maniobra es escaso: restan apenas 50 o 60 días para el inicio de la nueva etapa de siembra, y muchos productores ni siquiera han podido sacar la cosecha anterior.
La ganadería no escapa al drama. En pleno período de parición, muchas vacas permanecen en campos anegados, con escaso acceso a forraje y asistencia. El riesgo sanitario es alto, y las pérdidas podrían ser significativas si no se toman medidas urgentes. “Necesitamos equipos que nos ayuden a resolver el problema hoy. No se trata solo de esperar beneficios fiscales, necesitamos herramientas concretas en el territorio”, remarcó Enríquez.
La Comisión de Emergencia local solicitó al gobierno provincial la prórroga por seis meses de la emergencia agropecuaria, pero también pidió la asignación urgente de maquinaria: al menos cuatro retroexcavadoras y cinco motoniveladoras, con dedicación exclusiva al distrito por un período no menor a medio año.

Sin embargo, más allá de la declaración de emergencia, Enríquez criticó duramente el marco normativo vigente: “La ley está desactualizada y ofrece beneficios muy limitados. Solo en casos extremos, como la venta forzosa de vientres, se puede acceder a una exención de Ganancias a nivel nacional. El resto de las herramientas son prácticamente simbólicas”.
El reclamo de los productores es claro: mayor presencia del Estado, recursos técnicos inmediatos y un abordaje integral del problema. “Lo que pedimos es que bajen al territorio y busquemos una salida en conjunto. La situación es muy triste”, concluyó el titular de la entidad rural.
Mientras tanto, el agua sigue avanzando, los caminos se siguen deteriorando y las decisiones que se demoren hoy podrían costar muy caro el año que viene.